Una real conspiración.
Las revelaciones de Paul Burell, antiguo mayordomo de la fallecida
princesa Diana de Gales, han revitalizado las teorías de que hubo una
conspiración para provocar su muerte.
“Ésta es la fase más peligrosa de mi vida”, dejó escrito Lady Di en
octubre de 1996, aludiendo a un supuesto plan para matarla bajo la
apariencia de un accidente de automóvil. La carta fue difundida por el
periódico británico Daily Mirror al cumplirse el sexto aniversario de su
fallecimiento. En estos últimos días, otro periódico británico ha
desvelado cual era el nombre de su supuesto agresor, éste no era otro,
que el de su exmarido el príncipe Carlos de Inglaterra.
Diana, de 36 años, y su novio Al Fayed, de 42 años, murieron en agosto de
1997 al sufrir un brutal accidente en el puente del Alma cuando su chofer,
que intentaba huir de los paparazzi no pudo evitar la colisión con una de
las columnas que sustentan dicho puente en su paso inferior, un túnel. La
carta que había redactado la princesa “anunciaba” ya dicho percance. En
ella, Diana escribió la posibilidad de un accidente de tráfico por “la
rotura de los frenos”, que le ocasionaría “serias heridas en la cabeza” y
despejaría “el camino para que Carlos” se casase. La declaración de su
puño y letra, en manos de su mayordomo Paul Burell, sería una especie de
“seguro de vida”. Once meses más tarde, el fatídico presentimiento de Lady
Di se cumplió en París.
Mohamed
Al Fayed, el padre de Dodi y multimillonario propietario entre otras cosas
de los almacenes Harrods de Londres, no se cansó de repetir desde un
principio que el accidente no fue tal, sino una perfecta operación de los
servicios secretos británicos. Es conocida una técnica de dichos servicios
secretos, que ya han utilizado anteriormente, en la cual unos motoristas
haciéndose pasar por fotógrafos y con una cámara preparada con un flash
especialmente concebido y guiado con láser, apuntan hacia el conductor del
vehículo para producirle un deslumbramiento total, también es sabido que
al producirse el chofer tiende siempre a apretar instintivamente más el
pedal del acelerador, con lo cual y la pequeña ayuda de otro vehículo –un
pequeño “toque” lateral- el coche sale de su trayectoria a toda velocidad.
Debemos recordar que en el lugar del accidente se encontró el retrovisor
de un vehículo Fiat, después de la debidas pesquisas policiales quedó
limitado el número de coches coincidentes a ese tipo de retrovisor y color
a unos 300 en la ciudad de París. Nunca se ha sabido nada más de ese
fantasmal coche, tan solo que existió.
Negada de forma reiterada por las autoridades, la posibilidad de que Lady
Di y Dodi fueran asesinados es una realidad para uno de cada cuatro
británicos, según los sondeos. De acuerdo con esta encuesta, el 49% de la
población estima que la verdad esta siendo ocultada sobre la muerte de la
esposa legal del heredero oficial de la corona y madre de su sucesor.
Desde el mismo momento del siniestro empezaron a circular por Internet
intensos rumores sobre una supuesta trama para eliminar a Diana de Gales.
Hubieron muchos y algunos de ellos inverosímiles. Al margen de las
conjeturas y rumores que circularon por lo largo y ancho de la red de
redes, lo cierto es que algunos conspiracionistas intuyeron que el
accidente beneficiaba los intereses de la monarquía británica, así como a
un misterioso comité, una de cuyas cabezas sería la reina Isabel II.
El doctor John Coleman ha dado ha esta organización secreta el nombre de
Comité 300 y formarián parte de él miembros de la aristocracia europea,
así como propietarios y altos directivos de empresas y organizaciones
internacionales, incluyendo algunos miembros de familias como los
Rockefeller, Morgan o Bush.
El polémico “conspiranoico” David Icke, asegura que el Comité 300 busca el
dominio mundial de la riqueza y el acceso exclusivo a los recursos
naturales, tan abundantes en las naciones no industrializadas.
Para Icke, la tarea de caridad protagonizada durante años por la princesa
de Gales tuvo que ser muy negativa para los intereses de dicha
organización, puesto que la juzgó un motivo suficiente para decidir
quitarla de en medio. Según Icke, “esto ocurrió cuando Lady Di extendió el
poder del amor a todos los lugares del mundo” con su misión de promoción
humanitaria.
La posibilidad de que Diana de Gales se convirtiera en la representante
visible de los parias de la Tierra en el primer mundo, según los
conspiracionistas, sería nefasta para sus intereses. A juicio de dichos
investigadores, cuando Diana hizo uso de su imagen y habilidad para
transmitir esperanzas a los líderes del Tercer Mundo, la amenaza se volvió
letal. Si sólo en un año ella consiguió impulsar la firma de un tratado
que prohibiera las minas terrestres, ¿qué no podría conseguir después?
La fuerza de estas acciones habría mostrado a los poderes ocultos que su
conducta futura y su influencia sobre los herederos del trono podría
provocar graves inconvenientes y obstaculizar sus planes de control a
escala planetaria, debido a la incidencia que tendría en el mundo “una
princesa militante”.
Si los conspiracionistas están en lo cierto, poco tuvo qué ver, para que
la asesinaran la posible conversión de Diana al Islam, móvil propuesto por
Simone Simons, una de las íntimas amigas de la princesa. Para la élite que
actúa desde la sombra, lo decisivo habría sido su potencial riesgo
político y el asesinato una “operación preventiva”, ¿no les suena dicho
término?
Otra posibilidad es, que el matrimonio entre Diana y Dodi, o el posible
alumbramiento de un hijo “musulman” y por tanto, hermanastro del heredero
al trono de Inglaterra, Gales y Escocia, no fuera muy del agrado de una
maltrecha familia real en los últimos tiempos.
¿Posibilidades? ¡Muchas!
La única certeza es, que Lady Di anunció su posible eliminación unos meses
antes.
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