QUERER CAMBIAR EL MUNDO
No queramos cambiar el
mundo, sólo basta con cambiar nuestras malas costumbres que afectan
negativamente al mundo.
No intentemos abrir
ningún portal galáctico, sólo intentemos abrir nuestros propios corazones
al prójimo y a la vida.
No nos preocupemos por
escuchar los confusos mensajes evolutivos que nos llegan de supuestos
contactados cósmicos, nos basta con escuchar los claros mensajes que, por
involutivos, desestimamos de la Madre Tierra.
No nos preocupemos por
si existe la Hermandad Blanca, preocupémosnos por nuestros hermanos
negros, blancos, amarillos, colorados y de todas las razas que existen,
para que sigan existiendo.
No intentemos aprender
lenguajes cósmicos o mantras antiguos, sin antes aprender a hablar y
cantar el lenguaje simple del amor y de la vida aquí en la Tierra.
No intentemos escuchar
y poner en práctica las técnicas espirituales del sabio espiritual, sin
antes reconocer nuestra propia esencia espiritual que nos lleva a
descubrir nuestro propio sabio interior que nos habla y enseña a practicar
una vida espiritual y sabia.
No queramos huir a
lugares seguros ante los catastróficos cambios climáticos, sino que
debemos enfrentar a los catastróficos cambios personales que no nos
permitirán salvarnos sin importar que ocurra.
Antes de saber como
contactarte con un hermano extra-terrestre, contactate contigo mismo y
ofrece una ayuda extra, a tu hermano terrestre.
No te asustes de la
inundación por venir, porque antes te ahogarás en el propio miedo de tener
que vivir aquello que todavía no pasó.
No niegues aquello que
puede pasar, sólo trabaja en afianzar lo que está bien y corrige lo que
está mal y entonces el miedo se convertirá en esperanza.
No busques las huellas
del pasado, fíjate por donde caminas ahora.
No esperes un futuro
"decretado", anda y construye uno "co-creado".
REFLEXIÓN
Temía estar solo,
hasta que aprendí a valorarme y aceptarme a mi mismo.
Temía fracasar, hasta
que me di cuenta que mi único fracaso es el no intentarlo.
Temía lo que la gente
opinara de mí, hasta que comprendí que de todos modos opinarían de mí.
Temía que me
rechazaran, hasta que entendí que si yo me rechazaba o no me aceptaba,
todos terminarían rechazándome.
Temía al dolor, hasta
que aprendí que éste es la base del crecimiento.
Temía a la verdad,
hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.
Temía a la muerte,
hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo.
Temía al odio, hasta
que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia.
Temía al ridículo,
hasta que aprendí a reírme de mi mismo.
Temía hacerme viejo,
hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día.
Temía al pasado, hasta
que comprendí que no podía herirme más.
Temía a la oscuridad,
hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.
Temía al cambio, hasta
que vi que aún, la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una
metamorfosis antes de volar.
Hagamos que nuestras
vidas cada día tengan mas vida y si nos sentimos desfallecer no olvidemos
que "al final siempre hay algo más".
El amor ahuyenta el
miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor.
Y el miedo no sólo
expulsa al amor; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de
belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda;
y al final, los miedos
no superados a su debido tiempo, despojan al hombre de aquello que los
caracteriza...la humanidad misma.
CUENTO
En esta historia se
cuenta que había un emperador que era muy temido en toda su comarca. Este
vivía en una tierra que siempre permanecía en guerra, por lo tanto tomaba
muchos prisioneros y en lugar de matarlos los llevaba hasta un lugar
dentro de una sala donde se encontraban varios arqueros de un lado y del
otro lugar había una enorme e impresionante puerta de hierro. Sobre esa
puerta había figuras grabadas con calaveras llenas de sangre y otros
dibujos atemorizantes.
El emperador, en la
sala, hacía que todos los prisioneros formaran un círculo y entonces les
decía…”A todos ustedes les hablo; les daré la oportunidad de que elijan
entre morir traspasados por las flechas de los arqueros o bien irse por
esa misteriosa puerta que se encuentra hacia el costado derecho”.
La elección de todos
los prisioneros fue morir por las flechas de los arqueros antes que cruzar
la puerta que tanto atemorizaba.
Luego de mucho tiempo
la guerra finalizó y un soldado que siempre se encontraba muy cerca del
emperador siempre mantuvo una duda, entonces se acercó al soberano para
consultarlo:
“Mi emperador, ante su
permiso, ¿puedo realizarle una consulta?”
El emperador le dice:
“Soldado, puedes hacer
tu pregunta”.
“He tenido siempre la
curiosidad de saber que había del otro lado de esa puerta tan aterradora.
¿Podría usted decirme?”.
El soberano le dijo:
“Acércate a la puerta, ábrela y tú mismo mira”.
Sigilosamente y con
mucho temor el soldado se llegó hasta la misteriosa puerta, tomó de la
manija, comenzó a abrirla y a medida que iba empujándola empezó a
iluminarse todo el recinto con los rayos del sol que entraban… y, por
último, quedó sorprendido porque la puerta daba hacia un enorme camino que
le permitiría la libertad a todo aquél que se animara a cruzarla.
Ante su admiración, el
soldado dirigió su mirada hacia el emperador en el momento en que este le
argumentaba:
“Ellos solos debían
elegir; esa era la oportunidad que yo les brindaba, pero ante el temor de
abrir la puerta misteriosa, preferían ser traspasados por las flechas de
mis arqueros”
Por el simple miedo de
tomar riesgo en nuestra vida, ¿Cuántas puertas dejamos de abrir frente a
diferentes oportunidades?
Tantas veces, por
tener miedo de abrir la puerta que nos conduce hacia nuestros sueños,
perdemos la libertad y morimos interiormente.
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