CONSCIENCIA AXIAL ¿QUÉ OCURRE CON EL "YO"?
Curiosamente, a medida que uno va trabajando en esta zona axial, el “yo”
se vive como un punto de realidad, pero un punto de realidad que está
formando parte de un mar de realidad. No es una conciencia de “yo” separado
del otro, una conciencia de mi forma individual, de mi imagen mental, con mi
perímetro, que me distingo, o me asemejo, a tal o a cual persona. La
conciencia del “yo” se vive, ciertamente, con más realidad que nunca, con
más fuerza que nunca; pero uno nota que participa de una fuerza mayor, uno
se da cuenta de que el “yo” es una conciencia focal de una auténtica vida,
de un auténtico “yo” mucho mayor. No se pierde para nada el “yo”;
simplemente uno descubre que el “yo” es un punto iluminado dentro de un mar
de ser, dentro de un océano de realidad, de conciencia.
Esto quiere decir que
desaparece toda contraposición con las demás personas, con los demás seres y
con todo lo demás que existe. Se produce una extraordinaria conciencia de
participación, de comunión con todo cuanto es, con todo cuanto está
manifestado. Es como si uno se sintiera dentro, en el mismo interior de los
demás y de lo demás, sin que por ello desaparezcan las diferencias. La
persona se siente idéntica a las otras en su centro, aunque distinta en su
periferia. Y las diferencias son entonces aspectos, variaciones dentro de
una realidad común, de una participación en una vida única que uno intuye,
que uno descubre, que uno experimenta en sí mismo.
Todo esto no es nada más que
un intento de describir lo que uno va experimentando cuando trabaja por ese
camino y va precisamente a ese sitio. No se trata de que nadie deba aceptar
como verdad absoluta todo esto que explicamos. Se trata simplemente de
apuntar, de señalar lo que ocurre cuando uno se propone trabajar en esta
búsqueda de la conciencia axial.