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LA PUREZA
Un
bania, o comerciante, se aproximó en cierta ocasión a un Sadhu (persona
espiritual, maestro), pidiéndole que le iniciase. El Sadhu le dijo: "Espera
y te iniciaré dentro de algún tiempo." El bania presionó al Sadhu una y otra
vez, deseoso de ser iniciado rápidamente, pero aquel se negaba por completo,
alejándose de él. No obstante, un par de años después, el Sadhu decidió
visitar al comerciante, llevando su escudilla para pedir limosna llena de
barro, pelos, orina y excrementos. Pidió, pues, limosna al bania, y éste le
ofreció todo tipo de dulces, que el mismo había preparado, pensando que esta
vez sería por fin iniciado por el Sadhu. Éste le dijo entonces: "Ponlo todo
en mi escudilla." El bania le preguntó asombrado: "Suámiyi, ¿cómo lo voy a
poner en esa escudilla tan sucia? Límpiala y tráemela luego para poner en
ella cuanto te he preparado." El Sadhu le replicó entonces: "Si eso ocurre
con esta escudilla, ¿cómo puedo yo poner la pureza del Señor en tu corazón,
que está lleno de todo tipo de impurezas, cómo ira, orgullo, avaricia, etc.?
¿Cómo podría iniciarte ahora, cuando tu mente está aún tan sucia como esta
escudilla?" El comerciante se deprimió mucho y se alejó avergonzado. Después
de aquello, se purificó por medio de la caridad, el servicio desinteresado,
etc., siendo iniciado más tarde por el Sadhu.
De igual modo que el
agua teñida penetra libre y fácilmente en la tela cuando ésta es
completamente blanca, asimismo las instrucciones de un sabio penetran y se
establecen en los corazones de los aspirantes sólo cuando las mentes de
éstos son sosegadas, cuando no tienen deseos de gozar solamente y cuando han
destruido sus impurezas.
La disciplina y la
purificación de la mente son los requisitos esenciales para el aspirante en
el sendero de la Verdad y la realización del Ser. Primero debe prepararse el
terreno y, más tarde, la iniciación llegará por sí sola.
La pureza interna
y la pureza externa.
Existen dos tipos de
pureza: la interna y la externa. El estar libre de Raga-Duesha (Atracción
y repulsión),la pureza de intenciones, la pureza de motivos y la pureza
de sentimientos, constituye la pureza interna. La pureza del cuerpo por
medio del baño etc., la pureza de ropa, la pureza del contorno como la casa
y la vecindad, constituyen la pureza externa.
La pureza externa
genera pensamientos puros. Su práctica proporciona indiferencia hacia el
propio cuerpo y hacia el de los demás. Pronto pierdes "Mamata" o el sentido
de propiedad de tu cuerpo.
La pureza interna es
más importante que la externa. La pureza interna fija la mente en un único
punto, proporciona serenidad, alegría, regocijo, fortaleza, armonía, sosiego
y felicidad, e infunde amor, paciencia y magnanimidad.
Si tomas una
alimentación pura, tendrás una mente pura. Si tienes pureza de mente,
recordarás al Ser Supremo de Luz. Si lo recuerdas a él siempre, los nudos
que oprimen el corazón, que son la ignorancia y el deseo, se desvanecerán.
La pureza mental por
medio de un entrenamiento ético es, pues, de capital importancia si deseas
tener éxito en la meditación y la superconsciencia.
Practicar la
meditación o la contemplación en una mente perturbada por no cumplir con los
preceptos morales (los tuyos, no los falsos conceptos morales de esta
sociedad viciada), es como construir una casa sobre cimientos podridos.
Puede que construyas la casa, pero, sin duda, acabará por caer. Igualmente,
puede que practiques meditación durante muchos años, pero no conseguirás
obtener ningún resultado tangible, ni fruto si no la fundamentas en un
entrenamiento ético.
Si deseas instalar a
Ser de Luz en el trono de tu corazón, tendrás que erradicar todas las
modificaciones negativas de tu mente. ¿Qué haces cuando esperas recibir la
visita de un personaje importante en tu casa? Limpias enseguida toda tu casa
y la dejas reluciente. De la misma manera, tendrás que eliminar toda la
escoria de impurezas de tu mente si quieres comulgar con la Luz y si quieres
con sinceridad que tome asiento en tu corazón.
Los deseos mueven los
sentidos. Los deseos pueden controlarse únicamente refrenando los sentidos.
Controla los sentidos y aniquila los deseos.
No seas indulgente
contigo mismo. Adhiérete a tus propios votos. Sé firme y resoluto. Aspira
intrépidamente. Afirma y manifiesta tu control sobre la mente y los
sentidos. Brillarás con el resplandor espiritual. Alcanzarás así la meta
gloriosa de la vida espiritual.
La pureza es el
sendero que conduce hacia ese Ser de Luz. Sin pureza, no es posible hacer
ningún progreso espiritual. Tu alma es eternamente pura. Pero a través de tu
contacto con la mente y los sentidos te has vuelto impuro. Recupera tu
pureza original por medio de la meditación, la oración, la búsqueda de
¿quién soy yo? y una alimentación pura.
Purifica tu
intelecto. Purifica tu corazón. Purifica tu palabra. Purifica tu cuerpo.
Purifica tus sentidos. Purifícate, purifícate, purifícate.
La pureza de corazón
es la puerta hacia la Luz. Es la antecámara de la presencia del Señor. Es la
llave que abre las puertas de la intuición, que conducen a la morada de la
paz suprema. Por tanto, obtén la pureza con todo el sacrificio del mundo. La
pureza es el pasaporte hacia la tierra luminosa.
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