|
PROTOCOLO IX.
Aplicación de los principios masónicos en la reeducación de los pueblos. -
La palabra de orden del Franc-Masón.- Importancia del Antisemitismo.- La
dictadura de la Franc-Masonería.- El Terror.- Instrumentos de la
Masonería.- La fuerza inteligente y la fuerza ciega de los reinos GOYIM.-
Participación del poder con el Pueblo. -- La arbitrariedad liberal.
Usurpación de la instrucción y la educación.- Interpretación de las
leyes.- Los metropolitanos.
1.- En la aplicación de nuestros principios debéis atender al carácter del
pueblo en medio del que vivís y tenéis que operar: Una aplicación general
y uniforme de estos principios, antes que hayamos reeducado al pueblo, no
puede dar buenos resultados. Pero aplicándolos prudentemente veréis que no
pasarán diez años sin que el carácter más obstinado no haya sufrido
transformación y que no contemos con un pueblo más, bajo nuestra
dependencia.
2.- Las palabras de los liberales, que son en efecto las palabras de
nuestra contraseña masónica
"libertad, igualdad, fraternidad" serán cambiadas no por otras
palabras de orden, sino por las mismas trasladadas a su rango de meros
conceptos abstractos; nosotros diremos: el derecho a la libertad; el deber
de la igualdad; el ideal de la fraternidad. Cogeremos al toro por los
cuernos, sin tapujos ni reticencias: de facto hemos destruido ya todo tipo
de reglas excepto
la nuestras; más aún,
en muchas partes el nuestro es ya un gobierno de jure. En la actualidad,
si hay algunas naciones que levantan protestas contra nosotros, es por
mera fórmula u obedeciendo a nuestros deseos o mandatos, porque el
Antisemitismo nos es en cierto modo necesario para gobernar a nuestros
hermanos menores. No os explicaré esto con mayor claridad, pues es punto
que más de una vez ha sido tratado en nuestras reuniones.
SUPERESTADO JUDÍO
3.- En realidad, no hay ya más obstáculos que nos detengan en nuestro
camino. Nuestro Super-Gobierno se halla en las condiciones extralegales
que se ha convenido en llamar con una palabra demasiado enérgica:
DICTADURA En conciencia, puedo afirmar que actualmente somos los
legisladores los que dictamos sentencias en materia de justicia, los que
condenamos a muerte y otorgamos gracia: Somos como el jefe de un gran
ejército y marchamos a su frente, jinetes en el brioso corcel de su
general supremo. Gobernaremos con mano firme, pues tenemos en ella las
riendas de un partido que fue fuerte en otro tiempo, hoy sometido a
nosotros. Tenemos como armas en nuestras manos ambiciones desmedidas,
avidez ardiente, venganzas despiadadas, odios rencorosos y malicia.
4.- De nosotros proviene ese terror que todo lo ha invadido. Bajo nuestras
órdenes militan hombres de todas las opiniones, de todas las creencias;
restauradores de la monarquía, demagogos, socialistas, comunistas, y todo
género de utopías; a todo el mundo hemos enganchado en nuestra empresa, y
cada uno de ellos va minando las ruinas del poder y se afanan por acabar
de derribar lo que aún queda en pie. Mediante estos actos todas las
naciones experimentan convulsiones y reclaman tranquilidad; están prontas
a sacrificarlo todo a cambio de un poco de paz; pero esa paz anhelada no
se la daremos mientras no reconozcan nuestro Super - Gobierno abiertamente
y con completa sumisión.(¿Mercado Común Europeo?)
5.- El pueblo todos los días está gritando que es necesario dar una
solución a la cuestión social por medio de un acuerdo internacional en la
materia. La división del pueblo en partidos lo ha puesto en nuestras
manos, pues para sostener una lucha es indispensable dinero, y el dinero
somos nosotros los que lo tenemos en nuestro poder.
6.- Podríamos temer una alianza de la fuerza inteligente de los
gobernantes con la "fuerza ciega" de los pueblos, pero hemos tomado todas
las medidas que dicta la prudencia para conjurar este peligro: entre esas
dos fuerzas hemos levantado una muralla, esto es un terror recíproco. De
esta suerte la fuerza ciega del pueblo nos sirve de apoyo y sólo nosotros
la podremos dirigir con toda precisión hacia nuestros fines.
7.- Y para que las manos de ese ciego, el pueblo, no puedan rechazar
nuestra dirección, necesitamos de tiempo en tiempo ponernos en contacto
directo con él, si no personalmente, al menos con la intervención de
nuestros hermanos más fieles. Cuando ya seamos un gobierno reconocido,
conversaremos nosotros mismos con el pueblo en las plazas públicas; lo
instruiremos respecto de las cuestiones políticas en el sentido que
nosotros necesitamos.
8.- ¿Quién verificará lo que se enseña en las escuelas del pueblo?. Lo que
diga el comisionado del gobierno o el mismo gobernante, no puede dejar de
conocerse luego en todo el Estado, porque se difundirá inmediatamente por
la voz del pueblo.
9.- Para no destruir prematuramente las instituciones de los GOYIM, hemos
movido por medio de una mano inteligente todos los resortes de su
mecanismo. Estos resortes estaban dispuestos en un orden severo, pero
justo; nosotros los hemos reemplazado por una arbitrariedad desordenada.
Hemos desarreglado la jurisdicción, las elecciones, la prensa, la libertad
individual, y más que nada, la educación y la instrucción, que son las
piedras angulares en las que la existencia libre debe descansar.
10.- Hemos corrompido, embrutecido y prostituido la juventud GOYIM con una
educación cimentada en principios y teorías que sabemos son falsos y que
no obstante han sido inspirados por nosotros.
11.-A más de esto, las leyes existentes, sin mudarlas en su esencia, las
hemos desfigurado con interpretaciones contradictorias, obteniendo
resultados admirables. Estos se manifiestan desde luego en que las
interpretaciones disfrazan las leyes, han sido ocultadas discretamente a
los ojos de los gobernantes y las han dejado imposibles de reconocer en
medio de una legislación por lo demás embrollada.
12.- De aquí procede la teoría del tribunal de la conciencia.
13.- Y vosotros diréis que si los pueblos se dan cuenta antes de tiempo de
estas maniobras, se volverán contra nosotros con las armas en la mano;
pero si llegara este caso, en todos los países de Occidente tenemos
preparada una maniobra tan terrible, que aún los ánimos más esforzados
temblarán: en todas las grandes capitales se irán estableciendo Los
metropolitanos (tranvías subterráneos) y nosotros los volaremos por medio
de la dinamita con todas las organizaciones y todos los documentos del
país. |
|