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Prácticas para la
promoción de la salud.
A continuación se describen algunas de las pautas de comportamiento que
contribuyen a la promoción de la salud entre las personas mayores y que
comúnmente se conocen como estilos de vida saludables.
• Ejercicio.
El ejercicio físico proporciona el flujo de energía necesario para asegurar
la vitalidad física del organismo envejecido. Si entre las personas jóvenes
el ejercicio físico es una opción, entre las personas mayores es
indispensable. Una gran parte de los cambios comúnmente atribuidos al
envejecimiento (como la disminución de la función cardiaca, la hipertensión,
el aumento de los accidentes cerebro-vasculares, la osteopenia, la
disminución de la competencia inmune, el incremento de la grasa corporal, la
fragilidad y la depresión) están vinculados al desuso, por lo que el
ejercicio físico además de prevenir la enfermedad, aumenta la expectativa de
vida activa al actuar positivamente sobre estos cambios.
Es beneficioso para las personas mayores realizar cuatro diferentes tipos de
ejercicios físicos. En primer lugar, el ejercicio aeróbico, que desempeña un
papel notable en el transporte del oxígeno. Así, por ejemplo, las personas
que hacen ejercicio aeróbico, en comparación con las que no lo realizan,
sólo pierden un tercio en la capacidad de transporte de oxígeno. Además, el
beneficio del ejercicio físico se puede alcanzar a cualquier edad ya que,
por ejemplo, programas de entrenamiento aeróbico con grupos de personas
mayores de 70 años producen un aumento significativo de la capacidad vital.
Un segundo tipo de ejercicios recomendados se centran en el fortalecimiento
de los músculos para recuperar la fuerza perdida de músculos específicos
(trabajo de resistencia o levantamiento de pesas de 1/2 a 1 kg). Normalmente
se aconseja realizar de ocho a diez ejercicios de los grandes grupos
musculares y de 8 a 12 repeticiones.
El tercer tipo de ejercicios tiene como objeto el entrenamiento en
flexibilidad con el fin de mantener la plasticidad de los músculos, aumentar
la facilidad de los movimientos e incrementar la coordinación. Por último,
el entrenamiento en equilibrio es útil para prevenir las caídas.
• Nutrición.
El estudio de las necesidades nutricionales de las personas mayores se
encuentra aún en una fase temprana, por lo que las recomendaciones
habituales no suelen diferenciar entre personas de distintas edades una vez
pasada la juventud. A la espera de que la investigación facilite hallazgos
concluyentes, pueden tenerse en cuenta algunos resultados parciales y
realizar una extrapolación del conocimiento en esta área en relación con
otros grupos de edad.
Una dieta adecuada ejerce tanto una función preventiva como curativa. Por
una parte, puede prevenirse la deshidratación (las personas mayores son
menos sensibles a los signos de deshidratación, especialmente si padecen
deterioro cognitivo), la arteriosclerosis (mediante el control del nivel de
colesterol), que a su vez es un factor de riesgo de accidentes
cerebro-vasculares, infarto, problemas renales y visuales, la diverticulosis
(aumentando la cantidad de fibra) y algunos tipos de cáncer (aumentando la
cantidad de frutas, verduras y fibra).
Por otra parte, la dieta se utiliza con una finalidad curativa cuando se
promueve la ingesta suplementaria de nutrientes necesarios (hierro, vitamina
D, calcio) y se eliminan, si es necesario, otros de difícil digestión o
inadecuados para las personas mayores (lactosa o sodio). También se sabe que
ciertas modificaciones de la dieta pueden reducir el riesgo de morbilidad y
mortalidad. Por el contrario, un consumo excesivo de alimentos ricos en
grasas e insuficiente de verduras, frutas y fibra contribuye a incrementar
el riesgo de contraer enfermedades crónicas, particularmente problemas
cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
Diversos estudios han demostrado que las personas mayores frecuentemente
reducen la cantidad de comida que consumen por lo que se hace necesario
aumentar la ingesta de nutrientes para compensar. La necesidad vendrá
determinada por las circunstancias de cada persona. De esta forma, la
cantidad de alimentos que necesita ingerir una persona mayor dependerá de su
nivel de actividad física.
Entre los distintos criterios nutricionales, el Equipo de la Página de la
Vida respeta y sigue la dieta vegetariana, variada y natural, e intenta
ingerir la cantidad apropiada de alimento en cada comida y hacerlo de la
manera y la disposición interior adecuada. De ello escribimos en diferentes
apartados de esta Web.
• Actividad y descanso.
La realización de actividades placenteras (importante protector ante la
depresión) y el descanso son otros dos factores fundamentales para la salud
física y psicológica del ser humano. Como promedio, las personas mayores
duermen menos y peor que las personas de menos edad. Se sabe también que la
exposición a la luz y el ejercicio físico contribuyen positivamente al
descanso, recomendándose un equilibrio entre actividad y descanso, así como
pautas de higiene del sueño.
Muchas personas mayores tienen un tipo de actividades similares,
frecuentemente realizadas en el propio hogar o sus alrededores. Estas
actividades tienden a ser una continuación de las realizadas en el pasado y
suelen ser más sedentarias y solitarias que las realizadas por personas de
menos edad. Además, la mayor parte de ellas no utiliza los servicios
comunitarios disponibles para realizar actividades (quienes los utilizan
suelen tener un mejor estado de salud). También se ha comprobado que la
realización de actividades está en gran medida determinada por la salud, el
grado de evolución espiritual y las condiciones socioeconómicas de la
persona.
Es sabido que el ocio es fundamental para aumentar el bienestar psicológico
y fomentar las relaciones sociales. Las intervenciones en este sentido deben
estar dirigidas a mantener y promover la competencia del ocio, no tanto
desde la postura del problema de la inactividad de las personas mayores y el
fomento de la actividad, sino desde la perspectiva de que el ocio y la ayuda
mutua son necesarios y un proceso de aprendizaje.
Las posibilidades más interesantes para todos nacen de la capacidad de
juicio, del conocimiento adquirido por las personas mayores que puede ser
utilizado en favor de la humanidad, por ejemplo en actividades de
voluntariado y en las que tienen como objeto la transformación de la
sociedad y del mundo.
Muchos de los que se benefician del caos en el que está sumida la humanidad
se alegran de ver a personas mayores todas juntitas, recluidas y
entretenidas en “actividades creativas socialmente reconocidas tras la
jubilación”, en ver pasar el tiempo sin realizar aquello que los que tenemos
menos edad esperamos: el apoyo necesario para transformar la tierra de un
infierno en un paraíso.
El paseo y el ejercicio físico al aire libre son otras dos formas saludables
de invertir el tiempo libre. También deben ser desarrollados programas que
mantengan y favorezcan las actividades sociales, la cultura y la educación
(universidades populares para mayores, acceso a estudios de distinto grado
incluyendo los universitarios, etc.). En algunos casos, determinadas
condiciones asociadas al envejecimiento dificultan la realización de algunas
actividades, en cuyo caso será preciso realizar modificaciones para
facilitarlas (por ejemplo, el acceso a los lugares de ocio como piscinas o
la impresión de libros con un tamaño de letra mayor, etc.). |
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