Las personas corrientes permiten que la fuerza
generativa se vaya disipando a través de excesivas eyaculaciones, poluciones
nocturnas, fantasías sexuales, órganos genitales débiles, esfínteres anales
“con fugas”, etc., hasta que “el aceite se gasta y la lámpara se apaga”. La
apertura de la Órbita Microcósmica impide estas pérdidas de vitalidad por
los orificios inferiores del cuerpo, con lo que el proceso de desgaste
gradual queda sustituido por otro de acumulación gradual.
A propósito de las poluciones
nocturnas que suelen experimentar los hombres, recordemos que este tipo de
emisiones representan la mayor amenaza para la potencia sexual masculina y
la vitalidad física general. Todos los sueños son irreales salvo los de
eyaculación, que van seguidos de una emisión real de líquido generador... En
sus sueños, los hombres mundanos adquieren o pierden muchas cosas, como
dinero u objetos, pero al despertar descubren que todo era irreal; sin
embargo, cuando suenan que eyaculan, es siempre real.
Todo un año de cultivar
cuidadosamente la energía puede perderse por completo con una serie
de poluciones nocturnas incontroladas. Una de las grandes ventajas de
practicar el control consciente de la eyaculación durante el acto sexual es
que la reacción retentiva llega a hacerse tan automática que el adepto
puede “cerrar” instintivamente el diafragma urogenital para impedir la
eyaculación aun durante los más frenéticos ensueños eróticos.
El gran peligro de las
poluciones nocturnas se debe a que la emisión de semen es mucho más
prolongada e incontrolada, y a que esta pérdida no queda ni siquiera
parcialmente compensada por el contacto directo con la esencia femenina de
la mujer.
Es precisamente a causa de los
peligros de estas poluciones nocturnas por lo que se aconseja a los adeptos
ordinarios que no traten de mantener un celibato absoluto ni una absoluta
continencia de semen, por lo menos mientras no dominen la transmutación de
la esencia sexual en vitalidad espiritual mediante la manipulación de la
Órbita Microcósmica, tanto en el acto sexual como en la meditación.
Entretanto, deben practicar la conservación del semen durante el coito,
regular correctamente la frecuencia de sus eyaculaciones y prolongar el
acto sexual todo lo que puedan.
No es posible exagerar la
importancia de la vitalidad sexual para la vida espiritual, ni tampoco la de
preservar dicha vitalidad. En el caso de los hombres, esto quiere decir que
han de regular cuidadosamente sus eyaculaciones. En el caso de las
mujeres, quiere decir que han de mantener una salud lo bastante buena como
para sentirse sexualmente vibrantes. En general, los hombres no pueden
despertar la Órbita Microcósmica si no llevan al menos dos o tres semanas
acumulando el semen, y les resulta prácticamente imposible hacerlo en los
días siguientes a una eyaculación. Por otra parte, las horas que siguen a un
coito prolongado sin eyaculación son excelentes para sentarse quieto sin
hacer nada y explorar la Órbita Microcósmica.
Una vez abierta la Órbita
Microcósmica, se puede hacer circular la energía a través de ella en
cualquier momento y lugar, bajo cualesquiera circunstancias, pues basta
utilizar la mente y el aliento en combinación. Cuando ambos miembros de una
pareja sexual han abierto sus canales, el coito adquiere dimensiones de
energía y éxtasis que antes eran inconcebibles y absolutamente
inalcanzables. Estos amantes pueden hacer que las cálidas energías
masculinas y las frescas energías femeninas se unan y se combinen, y
pasárselas del uno al otro a través de las lenguas y los genitales en
contacto.
Para alcanzar estas alturas de
la alquimia y el éxtasis hacen falta muchos años de práctica con una pareja
amorosa y comprensiva, pero la recompensa bien merece el esfuerzo. Esta
práctica hace que las relaciones monógamas duraderas se vuelvan mucho más
interesantes y satisfactorias (además de saludables y beneficiosas para la
longevidad) que las relaciones sexuales convencionales, que no sólo se
vuelven aburridas con el tiempo, sino que además consumen la fuerza vital
del hombre y el interés que pueda sentir por su compañera. Pero recuerda que
la clave del éxito está en la paciencia y en la práctica, y que entretanto
debes concentrarte en el camino, no en la meta.