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UN NUEVO ESTILO DE VIDA
Vivimos
de manera sedentaria y confundimos la pereza con la comodidad. Estamos
acostumbrados a vivir con niveles muy bajos de energía, corpulentos y a que
nos muramos relativamente jóvenes. Pero este no es nuestro destino. Es
necesario que evitemos estilos de vida nocivos y modifiquemos las pautas de
conducta que provocan agotamiento, obesidad, enfermedades mentales,
coronarias, hipertensión sanguínea, úlceras, dolores de espalda, migrañas,
artritis, apoplejía, cáncer, etc. Y aquí estamos hablando de una nueva forma
de vivir, no de cambiar temporalmente el comportamiento. Únicamente siendo
conscientes y obrando adecuadamente surgen la calma espiritual, la paz
mental y la buena forma física.
Sí, debemos ser conscientes y obrar adecuadamente, y con ello vivir
inteligentemente, vivir de una forma completamente diferente a como lo
hacemos ahora.
Muy pocas son las personas que se dan cuenta hasta qué punto nuestro cuerpo
se alimenta del aire que respiramos. El aire fresco y limpio es una fuerza
vital valiosísima, lo mismo que la luz del sol, que es la fuente de toda la
vida que hay sobre el planeta. Es necesario que respiremos profundamente
aire puro; esta es una condición indispensable para gozar de una buena
salud. Una caminata por los bosques o la playa, o un paseo a pie por el
campo hacen maravillas por nuestro bienestar físico, renuevan nuestros
diferentes planos y, sin duda, mejoran nuestra perspectivas de las cosas.
Además, es importantísimo mantener una ventana abierta mientras dormimos;
aunque necesitemos agregar una manta para no tener frío, los beneficios del
aire fresco durante el sueño son inapreciables. El cuerpo puede efectuar con
más eficacia los ciclos de asimilación y de eliminación si se le ofrece aire
fresco mientras trabaja, en vez de obligarlo a respirar el aire cargado con
las toxinas que acaba de eliminar.
A la mayoría de deportes les acompaña siempre la vanidad o el interés y,
además fomentan la competición en lugar del apoyo mutuo. Pero es necesario
que nos ejercitemos asiduamente realizando deportes que sepamos con
seguridad que nos benefician. Por otro lado, es bueno adecuar nuestro modo
de vida a levantarnos con el sol, o antes, y durante el verano acostarnos
cuando se pone. Si se puede, siempre es positivo habitar en el campo o en
los barrios más aireados de la ciudad y evitar, en la medida de lo posible,
las profesiones antinaturales por su nocturnidad, por sus cambios de turnos,
o porque le obligan a uno a permanecer en ambientes tóxicos, viciados, con
luz insuficiente, etc. También es necesario tener la intención y la voluntad
de que la toxicidad y la peligrosidad de estas profesiones sean reducidas al
mínimo o, incluso, que desaparezcan esas mismas profesiones.
Es conveniente exponer nuestro cuerpo desnudo al aire y al sol durante algún
tiempo todos los días para alimentarlo, templarlo, curtirlo y facilitarle la
necesaria respiración cutánea. Aunque actualmente circulan informaciones que
consideran que el Sol es peligroso. El sol es la fuente de toda vida que
pueda haber sobre el planeta, y esto es una verdad que nunca se debe
olvidar. Sin el Sol no puede existir la vida que conocemos. Con la ayuda de
la luz solar el organismo crea valiosas sustancias nutritivas, y el Sol
también contribuye a la desintoxicación, a la pérdida de peso excesivo y a
la vitalización de todo el ser, abre los poros y permite que las toxinas
sean expulsadas por la piel.
Claro que todo de lo que se abuse puede ser peligroso, y en el Sol hay un
peligro potencial, pues tomar demasiado sol puede quemarnos. No debemos
evitar el sol, sino obtener provecho de él. Las lociones y pantallas solares
no son del todo recomendables. Es mucho mejor ir alcanzando lentamente
nuestra propia tolerancia al sol que usar aceites, pantallas o lociones que
impiden la absorción de los rayos infrarrojos y ultravioletas y, además,
inhiben la acción de las glándulas secretoras de grasas. Lo importante es
recordar que lo que obtenemos del Sol no es un simple tono bronceado, sino
una revitalización de todo el organismo que no se limita a la piel. Si nos
ponemos aceites o lociones, hay que evitar los que contengan sustancias
químicas. Es muy recomendable pasar una media hora al sol todos los días, o
con toda la frecuencia que nos sea posible, preferiblemente de mañana. Ese
resplandor dorado que por ello aparece en nuestra piel es parte de nuestro
nuevo estilo de vida, evidencia de salud y energía.
En relación al vestido y al calzado, no tenemos que usar nada que nos oprima
o presione al cuerpo. Lo ideal es vestir blusas sobre camisas flexibles, sin
cuello alto ni justo, pantalones amplios sobre la ropa interior y sandalias
o zapatos abiertos al aire. Hay que sustituir el calzado de tacón alto y
punta estrecha por un calzado elegido con sentido común. Tampoco son
adecuados los anillos, aros o pircings. Respecto a la alimentación, el ser
humano tiene que abandonar el consumo de animales y nutrirse con alimentos
vegetales y naturales.
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