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Los consumidores de
carne se hacen, no nacen.
"Qué bueno que no me gustan los espárragos," dice una niña pequeña a su
amiga . "Porque si me gustan, tendría que comerlos, y no los soporto!" Esta
cita de Lewis Carroll, el escritor británico del siglo 19, ilustra como el
gusto de los niños por la comida depende más de sus expectativas (aprendida
de otros) que de sus propias interpretaciones. El hecho que el gusto por la
carne o productos lácteos no es parte de el proyecto genético humano a
menudo toma por sorpresa a familias que vienen a mi clínica.
Virginia, la madre de
dos muchachos adolescentes, llegó a mi oficina en un estado de confusión.
Como es típico en muchos papas, ella sentía que el gusto de su familia por
la carne, productos lácteos altos en grasa, y postres eran innatos y por lo
tanto, un peso que tenían que cargar por toda la vida. "Pense que era
natural", me dijo. "Parece que todos los amigos de mis hijos se atascan de
pizza, hamburguesas y papas." Después meneando la cabeza, agregó, "Aparte,
mi esposo moriría sin su bistec y pollo frito!" Como muchas otras esposas y
madres, supuso que tratar de cambiar los hábitos alimenticios de su familia
sería inútil.
Pero no. Le expliqué
que su familia adquirió ese deseo por la carne y otros productos animales a
una edad muy temprana; no nacieron con él. No importa que tan cerca
examinamos la lengua humana, no encontraremos ninguna papila del gusto de
grasa; solo tenemos sensores de lo dulce, agrio, salado y amargo. El deseo
por la grasa se aprende, como resultado de la combinación del olor y la
suavidad de estos alimentos en la superficie de la boca.
Por
ejemplo, se dice que la mantequilla y los helados, se derriten en la boca.
Lo que se hace comúnmente para vender algún producto, es combinar la grasa
con el azúcar refinada para hacerlo más apetitoso. Esta combinación la
encontramos en los postres, pasteles, dulces, galletas, y casi todos los
snacks - todos son altos en grasa aunque comúnmente les llamemos "dulces"-
En esencia, el gusto
por la grasa es solo un habito, creado por acondicionamiento. Con demasiada
frecuencia, los alimentos altos en grasa, o "dulces", son usados como
recompensa para niños con buena conducta. Dr Leann Birch, de la Universidad
de Illinois Laboratorio del Desarrollo del Niño, encontró que en los países
Occidentales los niños pequeños están condicionados o enseñados a que les
gusten los alimentos de origen animales. Por ejemplo, cuantas veces hemos
oído decir al los padres, "Puedes comer helado, si te comes tus espinacas."
Inmediatamente suponen que si la nieve es la recompensa, entonces las
espinacas son el castigo. Por contraste, la mayoría de los niños en China
rural y Japón, que no están expuestos a estas negociaciones, sienten
repulsión con solo pensar en comer animales o alimentos hechos de ellos.
Pero, Virgina todavía
no estaba totalmente convencida. "Si el gusto por la grasa ya esta
totalmente arraigado", preguntaba, "que puedo hacer con mis hijos?" Buena
pregunta. Continué explicándole que los niños mayores, e incluso los adultos
, no tienen porque vivir la adicción a la carne o productos lácteos por el
resto de sus vidas. Durante mis 35 años de practica clínica, he visto a
muchos padres, e incluso abuelos, de niños en mi clínica cambiar a una dieta
basada en alimentos vegetales. Comúnmente esto sucede después de haber
encontrado un nivel alto de colesterol en uno de los hijos y después de
descubrir que esto forma parte de un patrón familiar.
Estudios clínicos
parecen confirmar las experiencias en mi clínica - el gusto por la grasa y
productos animales puede cambiarse en poco tiempo. El Dr Richard Mattes, un
investigador del Centro de Sentidos Químicos Monell en Filadelfia reportó en
1993 que cuando loas alimentos grasos eran reducidos drásticamente o
raramente consumidos, el deseo por ellos declinaba, o hasta desaparecía
totalmente, después de 8 a 12 semanas. Una advertencia; también encontró que
si continuaban consumiendo cantidades moderadas de alimentos altos en grasa
ya sea como entradas o condimentos, el gusto por la grasa persistía.
Más evidencia clínica
viene del Centro de Investigación de Cáncer Fred Hutchinson en Seattle, que
estudió a 448 mujeres participantes de un programa para reducir la grasa de
sus dietas. La mayoría dijo que mientras estuvieron en el programa, que duró
varias semanas, perdieron su gusto por la grasa. Al volver a los alimentos
grasosos al finalizar el programa les causó molestias físicas a la mayoría,
aunque hubieran perdido el gusto por la grasa o no.
Se les dio "Cuatro
Etapas para la Dieta Ideal" (ver emisión de Diciembre 95 Nutrition Advocate
para detalles mas completos), a Virginia y a su familia para usar como guía
al hacer las compras de comida o al cocinar. Una vez que la familia llegue a
la Tercera Etapa, consistiendo de vegetales, frutas, granos integrales, y
legumbres, con solo ocasionalmente el consumo de carne y productos lácteos,
ya estarán en el camino hacia domar su gusto por la grasa. Para cuando
lleguen a la Cuarta Etapa (sin carne o productos lácteos) lo perderán por
completo. Ojalá, que los nietos de Virginia no necesiten de estas
transiciones. He visto a bebes en la "Cuarta Etapa" que nunca tuvieron que
preocuparse de las Etapas uno a la tres!
Mientras niños y
adultos saludables parecen necesitar estos cambios graduales de dieta,
adultos con enfermedades cardíacas, ataques, u otros desordenes relacionados
con la grasa, pueden ir directamente a la Cuarta Etapa sin ningún problema.
Dr Dean Ornish ha descubierto que para sus pacientes es más fácil lograr una
dieta totalmente basada en los alimentos vegetales cuando se hace
repentinamente, sin tener que primero tratar de reducir moderadamente la
grasa. Porque cuentan con el incentivo adicional de la seguridad que esta
dieta les dará ganancias positivas a sus salud - niveles de colesterol mas
bajos, perdida de peso, y una reducción enorme de los riesgos de muerte por
enfermedades cardíacas y cáncer - que no podrían obtener totalmente al
seguir consumiendo cantidades modestas de grasa. Después de haber sufrido un
leve ataque, mi buen amigo, Dr Spock hico el cambio a los 88 años, ahora
acercándose a los 93 esta muy ocupado escribiendo, hablando y viajando -
nunca se ha sentido mejor.
Charles R.
Attwood, MD FAAP, un pediatra con base en Crowley, Louisiana, es el
autor de "Una Prescripcion Baja en Grasa para Niños del Dr Attwood"
(sounds much better in English maybe we should keep it in English) Dr
Attwoods Low Fat Prescription for Kids (Penguin). Presenta una dieta
para toda la familia. Es un columista para la New Century Nutrition, La
dieta con Estandard de Oro, producida por Knowledge Products(1-888-Top
Diet).
Charles Attwood,
M.D. 621. N. Ave. K, Crowley, Luisiana 70526 USA |
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