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Los niños en los
conflictos armados
En las situaciones que provocan los conflictos armados desaparecen las
protecciones habituales que reciben los niños. Las guerras pueden durar
muchos años y violar todos los derechos del niño, amenazando su seguridad
física y causándole traumas, pues entre otros muchos daños se destruyen los
medios para la producción y el suministro de alimentos y los servicios de
salud y de educación. A menudo, en tiempos de conflicto, los niños no son
solamente los objetivos de la violencia, sino que se les recluta para que
participen de forma activa en estos actos violentos. El reclutamiento de los
niños como miembros de grupos armados, las violaciones y las matanzas, y la
selección de sus escuelas y sus hospitales como blancos de guerra en los
conflictos armados, son atrocidades infames.
Cientos
de miles de niños y niñas en el mundo forman parte del ejército de los
Estados o de los grupos guerrilleros tras haber sido alistados por la fuerza
mediante secuestro o amenazas de prisión. Tras varias semanas de
entrenamiento, se los despliega en las líneas de combate para utilizarlos
como carne de cañón. Allí se los obliga a servir como señuelos, como
detectores de la posición enemiga, como guardaespaldas de sus comandantes o
como esclavos sexuales. La mayoría de las niñas soldado han denunciado haber
sido violadas o explotadas sexualmente por sus jefes militares y otros
soldados. A menudo, también se utiliza a niños y niñas como porteadores de
la munición, el agua o los alimentos, y como cocineros. También se obliga a
los niños reiteradamente a cometer abusos, entre ellos violaciones,
amputaciones y asesinatos, contra civiles y soldados enemigos. A algunos se
los ha forzado a matar a miembros de su propia familia, y a otros a
participar en actos sexuales y de canibalismo con los cadáveres de los
enemigos muertos durante los combates. A menudo se les administran drogas y
alcohol para hacerlos insensibles a las emociones cuando cometen estos
crímenes.
El coste
personal que pagan los niños soldados es muy elevado: insensibilizados y
traumatizados por la experiencia vivida, a muchos les siguen asediando de
por vida los recuerdos de los abusos que presenciaron o que les obligaron a
cometer. En el caso de las niñas soldado, además de la brutalidad y el
trauma derivados de la violación en sí, las agresiones sexuales pueden
producirles lesiones físicas graves y embarazos forzados, así como el
contagio de VIH y otras enfermedades de transmisión sexual.

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