Cese de la vida.
La muerte se caracteriza por el cese de
las correlaciones funcionales que aseguran el mantenimiento de las
constantes químicas del medio interno. La detención del latido cardiaco o de
la respiración, considerados antes como signos característicos de la muerte,
no lo son hoy, teniéndose como tal el cese de la actividad del sistema
nervioso central.
Así es como define la muerte el
Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española.
Algo ha cambiado, los antiguos
CIENTIFICOS, y por tanto autocoronados únicos portadores de la verdad,
creían que alguien había dejado de existir, que había muerto, al comprobar
que les faltaba el latido cardiaco o bien la respiración.
Hoy, otra nueva hornada de esta especie,
los CIENTIFICOS, siguen creyéndose los únicos portadores de la verdad y el
conocimiento. Pero hoy, NO HAY YA MUERTE, hasta que el sistema nervioso
central ha cesado su actividad.
Algo es algo. Quizás dentro de uno lustros
o décadas, tengan a bien ilustrarnos, de que la vida no desaparece cuando el
sistema central cesa su actividad.
Hay quien piensa, que la vida es eterna.
No se acaba nunca. No está limitada a un pasaje sobre la tierra, sino que
forma parte de todo un proceso evolutivo de perfeccionamiento.
Eso implicaría que nuestra conciencia
puede actuar independientemente del cuerpo físico.
¿Significa que hay algo en nosotros capaz
de sobrevivir a la muerte de éste?
¿Es aquello a lo que llamamos alma?
¿Es prisionera del cuerpo físico?
¿Solo puede escapar a la muerte del
"cascarón" físico?
¿Podemos ejercitarla para facilitar su
salida?
Desde luego estas preguntas no las
podremos responder desde el punto de vista científico. Pero si esa premisa,
no es para nosotros la única valida.
No hay duda de que si hay respuestas.
En tanto esperamos sentados a que las
cosas cambien en un mundo supercientífico, cada vez más sumido en la
cosificación y más abocado a la esquizofrenia entre la razón, el sentimiento
y la acción, nos veremos limitados a intentar por NOSOTROS mismos averiguar
las respuestas.
Quienes han conseguido abandonar su cuerpo
físico, "experiencias fuera del cuerpo" ( EEC ) nos dicen que con ellas,
podríamos ampliar nuestra conciencia, dándonos una mayor sensación de
libertad y certeza en que es posible vencer la barrera infranqueable que
supone la muerte, a la que solemos considerar nuestro enemigo final.
Todo esto puede parecer muy subjetivo.
Pero nos queda el consuelo de saber que la inmensa mayoría de las culturas
conocidas han aceptado la existencia de un "doble" sutil, que abandonaría el
cuerpo físico durante el sueño y que podría sobrevivir a la desaparición de
este. Por referirnos tan sólo a la tradición occidental, encontramos esta
idea entre pitagóricos, órficos, platónicos, neoplatónicos y hermetistas.
Todos ellos creen en el alma y que esta
posee un vehículo para su manifestación. Algunos lo llaman cuerpo astral o
sideral.
Pasaremos a hablar de todo ello los
próximos días.
Ahora bien, una advertencia. No vale la
pena que pierdas el tiempo leyendo estas paginas si eres de los que
prefieren OIR a SENTIR.
Yo desde mi humilde punto de vista, y con
la experiencia de los viajes astrales, solo puedo decir una cosa... NO HAY
MUERTE.