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LA LEY NATURAL
La
Ley Natural es el orden general, regular y constante de los hechos por los
que se rige este Universo. Es la misma regla, común a todos los seres
humanos, que no distingue entre de razas, países, ni religiones. Por ella se
miden todas nuestras obras y cuando la conocemos nos sirve de guía hacia la
Luz. La Vida es una escuela, y en ella aprendemos a respetar, de buen grado
o por la fuerza, las leyes naturales. La trasgresión de este Orden natural
significa sufrir unas penas equivalentes al tipo de quebrantamiento que ha
perpetrado.
Muchos de los problemas que padece el ser humano resultan de no saber cómo
funciona el cuerpo humano. La Vida se basa en leyes inmutables, y nadie se
libra de las consecuencias de no aplicarlas o de inflingirlas, por lo que no
hay que ignorarlas. El ser humano debe vivir espiritualmente, debe conocer
estas leyes de la Naturaleza y obrar apropiadamente. Con ello se integra en
el camino de la Luz, ese camino que lleva hacia la perfección.
El primer precepto que encuentra el ser humano en la Ley Natural es el de
conservar la Vida; este precepto considera un mal todo lo que tienda a
destruirla o deteriorarla. De aquí surge la idea de virtud, que nos dice que
una persona es virtuosa cuando en toda ocasión preserva la vida. Vivir de
manera natural, respetando las leyes de la naturaleza, significa llevar a
cabo una reacción contra la sociedad actual que, yendo en contra de las
leyes naturales, origina las enfermedades, la ignorancia, la guerra y demás
penalidades humanas. Los males que sufre el ser humano surgen como
consecuencia de la suma de su ignorancia, de su egoísmo, de su comodidad y
de su desidia.
En la actualidad, el ser humano es sumamente egoísta; con su obrar busca el
“bien” propio y no repara en el bien de los demás. Pocas veces tiene en
cuenta las consecuencias de sus pensamientos, sentimientos o actos que
realiza. Tampoco se da cuenta de que el mundo seguiría existiendo sin el ser
humano, mientras que el ser humano no podría vivir sin el mundo. Y es por
esto mismo que no se siente la necesidad de armonizar la propia vida con la
Naturaleza. La consecuencia de todo ello en la esfera personal es la
repetición continua de errores, los cuales generan en la misma persona, en
las que conviven con ella y en el resto de la humanidad sufrimiento y
enfermedad.
Tampoco, entre aquellos que se llaman "religiosos", elige el mejor camino
quien descuida y mortifica su cuerpo para obtener una pretendida
superioridad espiritual. No son muy idóneas las doctrinas que pretenden
ofrecer la felicidad en “el cielo” mediante la mortificación y la ausencia
de goce en “la Tierra”. Estas formas limitadas de pensamiento intentan
convencer de la relativa poca importancia del cuerpo físico en relación a su
espíritu. Todos los aspectos de la propia vida personal son una expresión de
la Vida entera. Descuidar o ignorar las necesidades de nuestro cuerpo,
tenerlo por algo “no divino”, es negar la Vida, la Vida de la cual forma
parte, y supone ocultar la verdad de la Unidad universal dividiéndola en
“materia” y “espíritu”.
Contemplar la Naturaleza supone también apreciar el propio cuerpo físico,
pues todos somos parte integrante de ella. Estudiar la Naturaleza nos lleva
a comprender los principios que rigen la existencia, entender los procesos
internos de esa Unidad que llamamos Vida. Observamos entonces las distintas
sucesiones del cambio, pues toda la Vida se muestra como un flujo
interminable, como un cambio incesante que conlleva su propio orden. Así, se
abren las puertas del conocimiento de la Vida y aprendemos a vivir en ella,
percibiendo que todo sucede para lo mejor, que sus caminos son “buenos” y
que todos sus elementos son esenciales para el conjunto de esta Vida.
El
ser humano debe evolucionar, debe superarse a sí mismo, salir del sueño en
el que se encuentra inmerso y obrar apropiadamente. Por ello es necesario,
en la medida de lo posible y siempre respetando el sentido común, tener el
cuerpo sano y vigoroso. Con esto se permite y facilita la evolución, tanto
física como sutil, que trae esa nueva forma de pensar, sentir y vivir. El
dolor y el sufrimiento de habitar en un cuerpo enfermo o degenerado es una
circunstancia que impulsa a las personas a tomar consciencia, a
sensibilizarse y evolucionar. Muchos de los que comienzan a estudiar y a
respetar la Naturaleza llegan a ello por este camino. Porque en la
Naturaleza todo acto o fenómeno tiene una causa que lo produce, la cual, a
su vez, produce también un efecto. El ser humano es libre de hacer el bien o
el mal, pero una vez que obra se vincula al efecto de sus actos. Por esto
mismo, si obra apropiadamente con la Naturaleza, ésta le devuelve a la
humanidad lo que de ella recibe. |
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