ENTREVISTA CON DIOS
No hay un verdadero dialogo cuando una de las
partes no esta dispuesta a escuchar.
Sin embargo, continua el discurso sobre el
dialogo entre las dos civilizaciones. Y ahí llega la duda si me
preguntan cual es la otra civilización. ¡Que hay de civilizado en una
civilización que no conoce siquiera la palabra libertad?
Que por libertad entiende la "emancipación de la
esclavitud". Que acuñó la palabra libertad justo a fines del siglo XIX
para poder firmar un tratado comercial. Que en el sistema político
"menos malo", la democracia, ve a Satanás y la combate con explosivos.
Que de los derechos humanos no quiere ni hablar. De hecho, rechaza
suscribir la Carta de Derechos Humanos redactada por la ONU y la
sustituye con la Carta de Derechos Humanos realizada por la Conferencia
Árabe.
También dudo de la posibilidad de un diálogo real
con una cultura que trata a las mujeres como las trata. Y no basta con
decir que las mujeres son respetadas y un pilar esencial de dicha
sociedad, ¡claro que lo son!, pero sometidas a la voluntad del "santo
varón".
El Islam es el Corán. De cualquier manera y en
todas partes. Y el Corán es incompatible con el libre albedrio, es
incompatible con la libertad, es incompatible con la democracia, es
incompatible con los derechos humanos básicos.
Hoy en día, nuestra sociedad tiene miedo a
levantar la voz contra la injusticia, miedo a la masa, a la muchedumbre
encolerizada que brama en cuanto la libertad de expresión hace gala. Nos
estamos colocando nosotros mismos las cadenas de una dictadura
intelectual. Si renunciamos a las virtudes que nos trajo la Ilustración
sucumbiremos en la mas profunda ignorancia. La misma ignorancia de un
talibán cualquiera, de un ser humano o pseudo humano que no le importa
inmolarse y llevarse por delante al mayor numero posible de seres
humanos. Eso si, gracias a esa heroica acción, ira a parar a un paraíso
rodeado de cuarenta mujeres vírgenes.
Es penoso, es triste, ver al máximo responsable
de la Iglesia católica pidiendo veladas excusas y corrigiendo su
discurso, por la intransigencia de unos supuestos ofendidos. Y de esta
manera, continua la indulgencia de la Iglesia católica con todo lo
relacionado con el Islam. Para muestra un botón, en el ángelus en la
plaza de San Pedro del Vaticano del día 22-10-06, el Papa dirigió un
guiño para "agraciarse" con sus detractores, y trasladó "un cordial
saludo a los musulmanes del mundo entero que en estos días celebran la
conclusión del mes de ayuno del Ramadán". "A todos dirijo deseos de
serenidad y de paz". No hemos de extrañarnos ante la evidente e
histórica hipocresía de la jerarquía de dicha religión.
No basta con ceder por miedo, ese no es el
camino. El verdadero camino sólo se puede fundamentar en unos principios
esenciales e irrenunciables, el libre albedrío y la libertad del ser
humano, tanto si es musulmán, católico, judío o ateo.