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La
elección del Sí y del No.
El "sí" y el "no" son dos fuerzas opuestas pero complementarias, que
interactúan entre ellas y se alimentan mutuamente. Son una representación de
esa realidad dual que expresan los dos principios cosmológicos
fundamentales, de los cuales dependen todos los acontecimientos y que nos
muestra el símbolo de la antigua filosofía china. Los influjos yin y yang
son contrarios, pero no enemigos, y se hallan en permanente influencia
mutua, aunque periódicamente predomine el uno sobre el otro.
En el espacio de lo cotidiano, constantemente optamos por uno o por otro.
Estamos eligiendo entre situarnos en la esfera del "sí" y la del "no".
Ni siquiera nos damos cuenta, porque la mayor parte de las veces, estas
elecciones se refieren a pequeñas cosas a las que apenas concedemos
importancia. Pero, de vez en cuando, llega el momento en que tenemos que
tomar decisiones que consideramos importantes. Entonces, elegir entre el
"sí" y el "no" se convierte en algo vital, de gran trascendencia, porque
entendemos que el curso de nuestra vida puede modificarse sustancialmente.
Y en esas circunstancias nos llenamos de dudas, de temores e indecisiones.
Lo que sucede es que no estamos entrenados para distinguir lo que queremos,
lo que realmente necesitamos o lo que sentimos. Y esto es así porque a
diario decimos "sí" o "no" por puro automatismo. Algo que hacemos tantas
veces y en tantas situaciones diferentes, bien merece un poco de atención.
El alineamiento es un elemento fundamental para despertar el poder que todos
llevamos dentro. Se trata de una especial sincronía entre lo que pensamos,
sentimos y hacemos. Fluye desde la sensación de estar en armonía con uno
mismo, sea como fuere lo que nos rodea. Es ese clic especial que resuena
dentro de nosotros y que nos permite saborear plenamente una taza de té,
tomar la decisión más adecuada o sentirnos identificados con lo que hacemos.
Para entrenarse en el alineamiento, uno puede imaginarse a sí mismo con la
cabeza, el corazón y los pies situados recorridos por una misma línea recta
que equilibra los tres centros y los dirige en idéntica dirección.
Cuando uno se siente alineado, da igual el tipo de sensación que
experimente: si se está contento, se está contento. Si se está enfadado, se
está enfadado; uno lo siente y los demás pueden verlo.
La desalineación se manifiesta como fragmentación y descentramiento. Es el
resultado de algo que sucede decenas de veces al cabo del día: pensamos de
una manera, sentimos de otra y actuamos de otra forma diferente. Los
resultados son caóticos, confusos. Pero, ¿podría ser de otra manera?
En muchas ocasiones cambiar el "no" por el "sí" implica abrir una ventana en
la propia mente y ampliar nuestras perspectivas interiores. La programación
del "no" ("no hagas", "no debes", "no puedes") puede ser sustituidas por el
"sí". El aspecto positivo de la realidad, cancelado por una educación
represora, puede y debe emerger en el interior de cada uno.
La fuerza de las palabras es muy poderosa y sabemos que los mensajes
recibidos en la infancia son reproducidos inconscientemente durante toda
nuestra vida de adultos. Pero se pueden cambiar, si uno se da cuenta y así
lo decide. Aunque no sólo influyen estos condicionantes negativos sembrados
en los primeros años de la vida; como la atención es selectiva, un adulto
reprimido buscará todos aquellos mensajes que le envía la sociedad y que
están en sincronía con su propia frustración. Y este mundo es especialmente
pródigo en alentar el resentimiento, el odio o la envidia.
Si detecta que está siendo manipulado de forma indirecta por influencias en
las que habitualmente no repara, tiene una opción para liberarse: conectar
con la esfera del "sí". Se trata de un cambio en la actitud interior, que
rompe los automatismos del pensamiento y la conducta, entrenados para
confundir el mapa con el territorio.
Sí puede hacerlo, sí debe probar, sí tiene libertad para hacer o pensar lo
que desee... siempre que realmente sea eso lo que desea y esté dispuesto a
asumir la parte de responsabilidad que conlleva toda decisión tomada
libremente.
Una pequeña modificación puede tener repercusiones impredecibles. Si se
cambia una parte, se cambia el todo. La afirmación de que el pensamiento
crea la realidad puede parecer una utopía a muchos o, por lo menos, algo
perteneciente a un futuro remoto en el que el ser humano controlará su
potencial mental. Sin embargo, si nos fijamos un poco, este mecanismo sutil
que engrana la secuencia pensamiento-palabra-acción es el responsable de
muchos de los cambios operados en el mundo que conocemos.
La esclavitud desapareció cuando el número suficiente de personas comenzaron
a pensar que era algo inaceptable. Lo que fue normal durante muchos siglos,
dejó de serlo cuando desapareció la fuerza del pensamiento que lo sostenía.
Todo es posible. Que los grandes problemas de injusticia se solucionen
depende de la voluntad anónima de muchos. Y de ti, que eres la minoría de
uno, también depende que tu espacio personal se vea inundado por las
corrientes benéficas de la vida. A veces, todo es cuestión de saber elegir
entre el "sí" y el "no" en el ámbito cotidiano, pero eso sí, haciendo la
elección de forma consciente.
Para ciertas cosas, apuntarse al "sí" significa poner en marcha el motor de
cambios importantes. Porque se está abriendo la puerta a los milagros.
Tipo de conductas habituales
FOROFOS DEL "NO"
Son aquellas personas que disfrutan poniendo trabas a las demás. Proyectan
su frustración personal sobre los que están a su alcance.
VÍCTIMAS DEL "SÍ"
Necesitan por encima de todo la aprobación constante de los demás. Y
aguantan, conceden y callan en un intento desesperado de evitar el rechazo y
eludir el conflicto, que viven con culpabilidad. Es obvio que no podemos
gustarle a todo el mundo; por eso, aprender a decir "no" es importante para
rescatar la dignidad, elevar la autoestima y ser coherentes con nosotros
mismos.
ESPECIALISTAS EN EL "Y SI..."
Se pasan la vida mascullando todas las posibilidades negativas que pueden
surgir de cada acción. "Y si esto no resulta como espero...", "y si después
te arrepientes..." Este tipo de personas se mueve en la ambigüedad
constante, convirtiendo en un terreno sembrado de minas cada una de sus
decisiones o la de sus seres queridos.
SEGUIDORES DEL "NO" CANCELADOR
Los incondicionales del "no puede ser y, además, es imposible". Niegan el
enfoque activo de la vida y coartan el ejercicio de la libertad. Viven
aferrados con rigidez a sus posturas, de las cuales no se apean hasta que la
fuerza de la vida irrumpe en su mapa mental y los quiebra.
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