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Los íncubos y los sucubos.
La
mayoría de autores, son unánimes en atribuir a las huestes del averno en general
un denominador común: la masculinidad. Todos los diablos son varones, a
excepción de Pititis, único diablo hembra, que desempeña en el infierno el papel
de cantinera y concubina, y que por supuesto tiene poder en todos los asuntos
que tocan al sexo.
Sin embargo, ya desde
antiguo se hablaba de diablos "hembras". El Talmud nos habla ya de las
relaciones carnales de Eva y Adán con los principes de las tinieblas, con los
diablos, con Pan y Lilith, que se convertirán más tarde en los príncipes de los
íncubos y los súcubos.
Íncubos y súcubos. Textualmente,
según la definición que nos da Bodin de estas dos palabras, diablos machos y
hembras cuya misión es tener tratos carnales respectivamente con las mujeres y
los hombres. Luego, preguntaremos inmediatamente, ¿tienen sexo los diablos?
Siendo espíritus, por supuesto que uno... aunque su facultad de adoptar las
formas que deseen les permita presentarse bajo apariencia tanto masculina como
femenina. De hecho, los íncubos y lo súcubos no son más que representaciones de
un determinado y único tipo de diablo, cuya misión específica es el de tener
relaciones
carnales
con los participantes ( hombres y mujeres ) a las orgías demoníacas, a los
sabbats, a los aquelarres. Más modernamente, los íncubos y los súcubos han sido
definidos más bien como los diablos que poseen sexualmente a sus victimas
durante el sueño... lo cual no es más que una simple forma de definir una
obsesión.
Pero los íncubos y los
súcubos tuvieron una gran importancia durante la Edad Media, y la siguen
teniendo aún en algunos países. Y la seguirán teniendo en el futuro, pues los
íncubos y los súcubos son la representación diabólica de los dos principios que
forman el elemento más importante de la vida humana: el sexo.
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