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La
doración demoníaca
¿
Quiénes adoran al diablo ? Los débiles, los perversos. Todos aquellos a los que
la luz no puede alcanzar. Los que sueñan aberraciones, los que desean nuevas
experiencias. Aquellos que buscan algo nuevo y diferente en lo que les rodea.
Desde la noche de los
tiempos el hombre ha adorado, según su particular concepción del mundo, al Bien
o al Mal, a los dioses o a los demonios. Podríamos por tanto, empezar hablando
de las demonologías antiguas, de los adoradores de los dioses del mal en Egipto,
en Caldea, en Grecia y Roma. Pero el diablo es una creación esencialmente
cristiana, al menos el diablo que formas parte de nuestro mundo. A éste
únicamente dedicaremos nuestra atención, pues es quien ha creado los fundamentos
de la demonología que, en diversos estadios de evolución, se sigue aún
practicando en algunos puntos de nuestro globo.
Los adoración al diablo
tiene varias formas concretas: el sabbat, la misa negra... El origen de todas
estas ceremonias se halla siempre en la Edad Media, en el gran brote de culto al
diablo que invadió Europa durante este período histórico y obligó a actuar a la
Inquisición. ¿ Por qué ocurrió todo ello ? Cuando el cristianismo proscribió el
ejercicio público de los antiguos cultos, nos dice Eliphas Levi, los seguidores
de otras religiones se vieron reducidos a la situación de tener que reunirse en
secreto para seguir celebrando sus misterios. Estas reuniones eran presididas
por iniciados, los cuales establecieron entre los diversos matices de estos
cultos perseguidos, una ortodoxia que la verdad mágica les ayudaba a establecer,
con tanta mayor facilidad cuanto que la proscripción reunía las voluntades y
apretaba los lazos de confraternidad entre ellos. Así pues, los misterios de
Isis, de Ceres Eleusina, de Baco, se fundieron a los del druidismo primitivo.
Las asambleas se verificaban ordinariamente entre los días de Mercurio y
Júpiter, o entre los de Venus y Saturno, y en ellos se preparaban los ritos de
iniciación, se intercabiaban signos misteriosos de reconocimiento, se entonaban
himnos simbólicos y los concelebrantes se unían en ágapes, formando la cadena
mágica sucesivamente por la mesa y el baile. Luego se separaban, no sin antes
haber renovado sus juramentos ante los jefes y haber recibido de ellos sus
instrucciones.
En estas reuniones
primitivas subsiguientes a la implantación del cristianismo puede hallarse el
origen principal del esoterismo de la magia y del carácter de logias de
iniciados que tienen muchas sociedades secretas. Pero también puede hallarse
algo más. Porque ¿ no les dice a ustedes nada el ritual de los actos descritos
para estas reuniones secretas ?

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