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Alquimia interna
El saktï-yoga es la
clave de dicho proceso alquímico, y sus ejercicios están basados en el
concepto de los chakras, que como ya se comento en el tema
correspondiente, pueden ser definidos como centros. Otra palabra que casi
puede considerarse un sinónimo de chakras es padmas, que significa
"lotos". Se dice que los chakras se encuentran dentro del cuerpo, pero no
son considerados órganos físicos. Más bien se trata de sutiles centros
físicos de energía, localizados en los plexos (centros nerviosos) del
cuerpo.
Existen siete chakras
mayores. Según el Tantra, el más bajo es el muladhara, que se supone
cerca del espinazo. Es ahí donde el principio femenino activo, la propia
diosa Saktï, yace latente. Está simbolizada por una serpiente durmiente,
kundalini -de cúndala, que significa "enrollado"- y espera a ser
despertado y juntado con Siva, el macho, principio pasivo.
En cuanto a
Siva, habita en el chakra sahasrara -el "loto de los mil pétalos"-,
en la coronilla. La manera de juntar estas deidades, dicen los tántricos,
consiste en despertar a Saktï y hacer que ascienda gradualmente a través de
los cinco chakras intermedios. Estos son: el avadhisthana, encima de
la región genital; el manipura, cerca del ombligo; el anahata,
en la zona del corazón; el akasa, en la garganta, y el ajna,
en alguna parte de la región de la glándula pineal. Este último es el
llamado "tercer ojo", el preferido de los místicos orientales y también
occidentales, por ser un órgano de visión oculta.
Cuando
kundalini ha alcanzado el séptimo chakra, Saktï y Siva quedan unidos. El
adepto que lo consigue queda entonces perfectamente armonizado con el propio
Universo; ello sitúa al iluminado en una posición superior a la del resto de
la humanidad "no despertada", confiriéndole de hecho el más alto orden de
sabiduría y poder. Pasa a ser, en realidad, un segmento del propio Cosmos, y
por tanto capaz de manipular a voluntad dicha parte del Cosmos. Se trata de
un caso de salvación a través del sexo.
Sin embargo,
existen muchas trampas en este largo, complejo y arduo proceso de
iluminación tántrica; si no son salvadas correctamente con la ayuda de un
maestro bien informado, encierran grandes peligros. Se dice que si la fuerza
kundalini -que es como un tipo de fuego oculto- se descontrola, el adepto
puede volverse loco o encontrar la muerte.
Otro de los
riesgos que entraña este camino es que los aspirantes pueden ser desviados
por deseos mundanos, nacidos de sus debilidades y alentados por alguno de
sus logros. El deseo de riqueza, de longevidad, de poder sobre los demás,
por mencionar sólo algunos, pueden seducirlos y alejarlos de la última meta
de unión divina. Los propios ritos sexuales, si no son llevados a cabo en el
espíritu de disciplina que requieren, pueden obsesionar al practicante hasta
el colapso mental y corporal.
Estos ritos
-blanco de las críticas más severas- incluyen desnudez, sexo en grupo,
incesto y adulterio. Pero, aunque se haya descrito el tantrismo como un
culto de éxtasis, lo principal no es el mero éxtasis físico, sensual. Los
ritos tántricos están deliberadamente ideados para llevar a cabo una
selección arbitraria de la pareja: no se pone ningún énfasis en la juventud,
belleza o atracción mutua.
En los niveles
más elevados, se habla incluso de relaciones sexuales con diosas, fuerzas de
la naturaleza y demonios femeninos. Un testimonio al respecto es el de
Stephen Jenkins, profesor de historia inglesa que fue iniciado en Mongolia
en el rito sexual tántrico. En su libro The undiscovered country
(1977), Jenkins explica que existen dos estados en el tantrismo avanzado:
uno en el cual el miembro femenino de la pareja es un ser humano, y otra en
la que es "un ser totalmente de otro orden". La última, dice, puede adoptar
la forma de un "caminante del cielo" -espíritu de los cuales se dice que
frecuentan la India occidental y Ladak- o incluso de la misma Gran Diosa
Saktï: "En el nivel más alto de este método, la experiencia no puede
distinguirse de la copulación humana normal en su aspecto más intenso y
refinado. No pretendo saber cómo funciona esto: sólo puedo atestiguar que
funciona".

Siva, el principal dios masculino del Tantra, danza
encima de un demonio enano, rodeado de símbolos de la creación, destrucción
y reencarnación. El tantrismo posee una compleja ideología de realización
espiritual
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