Chakras o centros de fuerza.
Habitualmente, las
personas viven y funcionan conforme a los servicios o utilidades que les
prestan sus órganos y sentidos físicos. La vista, el oído, las funciones
digestivas, e incluso cuestiones emocionales, se hallan estrechamente
vinculadas y constreñidas a esos sentidos o funciones corporales de uso
habitual.
Sin embargo, el ser
humano es más complejo de lo que significaría poseer simplemente un cuerpo
físico, sin más, es decir, un cuerpo material como el que normalmente usa y
ve el hombre ordinario. El ser humano dispone de muchos otros recursos o
potencias que le facultan para ver, sentir y vivir
otras muchas cosas y experiencias de la existencia.
Este viaje del
desarrollo de las profundas y auténticas facultades del ser humano es
sencillamente fascinante..., además de permitir unos resultados de
grandísima utilidad y satisfacción para el conjunto de la vida.
Una de estas
facultades son los chakras. Bien se entiende: los chakras debidamente
activados y actualizados, o, por decirlo más expresivamente, los chakras
en condiciones de servicio.
La activación de los
chakras proporciona sorpresas, pues comenzamos a ver las personas y las
cosas que nos rodean de un modo diferente que debería decirse más
completo, más como son en REALIDAD. Se captan pensamientos, emociones y
sentimientos de un modo sorprendentemente nítido. Es como acceder a un nuevo
sistema de información.
Chakra es palabra
sánscrita cuyo exacto significado literal es rueda. Utilizamos la palabra
rueda para definir los
centros receptores de fuerzas en el cuerpo del ser humano porque
dichos centros giran como si fuesen una especie de ruedas hacia cuyo punto
central, el vórtice, atraen las energías del Logos.
Estas ruedas o
centros de fuerza se hallan situados en la superficie del doble etéreo
del hombre.
El doble
eréreo.
El ser humano no
dispone solamente de un cuerpo o vehículo para su existencia, sino de varios
para el desarrollo de nuestra existencia en los diferentes planos de la
misma.
Cada plano de la
existencia requiere del uso de un determinado cuerpo para desenvolvernos con
propiedad en el plano que se trate.
El cuerpo llamado
doble etéreo
está rodeando el cuerpo físico, pero es tan sutil materia que no resulta
visible al ojo ordinario. Esa materia sutil, esa sustancia, es de suma
importancia para el ser humano, pues por ella fluyen las corrientes vitales
que mantienen vivo el cuerpo, y sirve de puente para transferir las
ondulaciones del pensamiento y la emoción desde el cuerpo astral al cuerpo
físico.
Sin ese puente, el
Ego no podría utilizar las células de su cerebro. Quien puede ver el doble
etéreo lo describe de esta manera: Una neblina de color gris violáceo
débilmente luminosa que interpenetra el cuerpo físico y lo rodea en toda su
superficie extendiéndose un poco más al exterior; es como si el cuerpo
físico estuviese rebozado en esa luminosidad.
Sobre la superficie
de este cuerpo es donde actúan y pueden ser vistos los chakras.
|