Salvo que uno sea un adepto
consumado que ha conseguido dominar la transmutación de la energía sexual en
pura energía espiritual, el celibato resultará tan perjudicial para la
propia salud como los excesos desordenados.
Puede que un hombre crea
–debido a múltiples factores- que no debe practicar una sexualidad superior.
Pero, como seres humanos, no debemos hacer nada que contradiga la
Naturaleza. Quien desea abstenerse de las relaciones sexuales va
completamente en contra de la Naturaleza. Cuando las energías femeninas y
masculinas no están en contacto, no pueden complementarse y armonizarse
mutuamente.
Respiramos para intercambiar
el aire viejo y gastado por aire nuevo y fresco. Cuando el sistema sexual
masculino no está activo, se atrofia. Por eso hay que ejercitarlo con
regularidad. Si un hombre aprende a controlar y dejar de eyacular durante el
coito, esta práctica le reportará grandes beneficios. La retención del semen
es sumamente beneficiosa para la salud del hombre, pero realizad según las
leyes q1ue rigen la propia naturaleza humana.