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TENER BUEN ÁNIMO
El
ánimo es aliento,
vitalidad, alma y energía, y es esencial en la vida espiritual de una
persona. Cuando una persona está animada se halla con la energía viva y, al
contrarío, cuando está desanimada se encuentra sin alma o energía. Entonces
está desvitalizado, se siente mal, experimenta pereza, indolencia, desmayo y
desaliento, le falta motivación y nada despierta su interés. Uno de los
síntomas más evidentes de la depresión es la falta de energía, como es signo
de madurez psíquica una consistente vitalidad y un ánimo más
equilibrado y estable.
Hay que cuidar la vitalidad
como un don muy precioso. Cuando se perturba el tono vital en exceso
sobrevienen trastornos ps íquicos
y afectivos, como la depresión o, incluso, físicos. Se pierde mucha energía
mediante los apegos y los aborrecimientos, las expectativas irrealizables,
las preocupaciones y los enfados, las fricciones y las inútiles
autoexigencias. La paciencia y la ecuanimidad, así como el contento, la
benevolencia y la compasión,
permiten vivenciar la vitalidad.
La acci ón
consciente y la atención en la vida cotidiana proporcionan ánimo, porque la
consciencia es energía, intensidad y vitalidad. Es necesario saber
alimentarse vitalmente de los acontecimientos ordinarios y las pequeñas pero
hermosas cosas de la vida cotidiana. Lo que a unos debilita a otros
fortalece, por eso depende mucho de uno mismo el aprender a fluir en armonía
con la Vida y vivir espiritualmente.
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