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UNA ALIMENTACIÓN
ADECUADA
En el mundo occidental comemos en exceso y demasiado rápido, y nos
alimentamos con productos artificiales o inadecuados. La contaminación
química que padecen los alimentos con aditivos, conservantes, saborizantes
y aromatizantes artificiales, y los procedimientos que sufren como la
deshidratación, concentración, congelación y tratamientos con microondas
hacen que el ser humano de hoy en día deba aprender a alimentarse
adecuadamente. Éste se encuentra mentalmente programado para que actúe en
las diferentes facetas de su vida de determinada forma. También se
encuentra condicionado en el tema de la alimentación. Una programación
malsana va siendo introducida en nuestra mente atendiendo a oscuros
intereses comerciales, que representan a la industria lechera, de los
dulces, de la carne y, también, a la industria farmacéutica y a la
institución médica.
El ser humano es un sistema de energía, y cualquier enfermedad, que
simplemente es una perturbación en el sistema de energía, es
potencialmente reversible gracias a su sorprendente poder de autocuración.
Los sistema energéticos alcanzan un funcionamiento óptimo con un
combustible eficiente. La alimentación más apropiada para el ser humano,
el combustible que nos aporta mayor rendimiento energético, es el que nos
proporciona la Naturaleza, puesto que también nosotros formamos parte de
la Naturaleza. La energía que proviene de alimentos naturales en estado
puro es la que necesitan los cuerpos naturales en estado puro.
Además, para que se lleve a cabo una nutrición adecuada es necesario que
se realice un equilibrio energético en el organismo. Éste debe absorber
eficientemente la energía que contienen los alimentos y debe haber una
eliminación apropiada de los residuos. Sólo de esta forma se equilibra el
cuerpo y conserva su máximo nivel de energía para recuperar la salud o
defenderse de la enfermedad.
Los ciclos naturales del cuerpo.
Para procesar eficazmente los alimentos el organismo humano se rige por
tres ciclos que se repiten regularmente cada 24 horas. Estos tres ciclos
son los de apropiación, asimilación y eliminación, y todo aquel que desee
alimentarse adecuadamente deberá respetarlos. Diariamente ingerimos
alimentos – ciclo de apropiación-, absorbemos y usamos parte de ellos
–ciclo de asimilación- y nos libramos de lo que no usamos –ciclo de
eliminación. Aunque cada una de estas funciones está, en alguna medida,
continuamente en marcha, cada una de ellas se intensifica durante ciertas
horas del día.
El tiempo de los ciclos, a lo largo del día, es aproximadamente para
España de 14 a 22 h. para el de apropiación, de 22 a 6 h. para el de
asimilación y de 6 a 14 h. para el período de eliminación. Los ciclos se
adaptan espontáneamente a la situación cultural de cada región,
desplazándose en las horas del día.
Es evidente que comemos durante las horas de vigilia. Cuando dormimos y el
cuerpo no tiene que hacer ningún trabajo manifiesto, está asimilando lo
que ingirió. Por la mañana, cuando nos despertamos, tenemos "mal aliento"
y, en ocasiones, la lengua sucia porque el cuerpo está en mitad del
proceso de eliminación de lo que no fue usado, de los desechos corporales.
La eliminación significa la expulsión del organismo de los desechos
tóxicos. Una razón por la que surgen problemas de energía y de salud se
encuentra en que los hábitos tradicionales de alimentación obstruyen
persistentemente la importantísima función de eliminación. El ser humano
se alimenta con "alimentos" inadecuados y, en el mundo occidental, come en
exceso, pero no se deshace de lo que no puede usar. Muchos son los que
realizan un desayuno, un almuerzo y una cena sustanciosos, pero no son
menos los que ingieren alimentos hasta cinco o más veces en 24 horas. Y,
como es evidente, estas personas alargan excesivamente tiempo el ciclo de
apropiación y disminuyen y obstaculizan el ciclo de eliminación. Pero es
imprescindible respetar estos tres ciclos y liberarse de los desechos
tóxicos y del exceso de materia que llevamos en nuestro cuerpo. |
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