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ALEGRÍA
Se trata de la capacidad de
percibir la Vida desde la perspectiva del privilegio y la celebraci ón.
Esta virtud posee una de las más fuertes capacidades de transformación,
tanto propia como del entorno, y es el vehículo indispensable donde se
manifiesta la inocencia. Es una herramienta utilísima
frente a la importancia personal. Una de sus referencias es el sentido del
humor.
La alegr ía
es un sentimiento de satisfacción, de contento, alborozo o dicha. Es una
sensación vital y revitalizadora que integra, anima, conforta y, además,
resulta contagiosa. Se puede sentir alegría cuando se viven situaciones
favorables, acontecimientos favorables y se experimentan sensaciones
placenteras. Pero este tipo de contento está sometido a las situaciones
externas, porque nace como reacción
a las mismas, y como en el exterior todo es circunstancial, las situaciones
mismas la promueven o la eclipsan.
Pero existe otro tipo muy
diferente de alegr ía
que no depende de las situaciones que se viven, sino que surge de lo más
profundo del ser humano cuando éste vive espiritualmente y se siente
integrado, bien establecido en su propio ser, libre de emociones y
sentimientos negativos. Esta alegría es gozo y la acompañan el sosiego y la
satisfacción que provocan el vivir sereno y completo en sí mismo. No es una
alegría eufórica o exaltada, sino por el contrario serena y muy
reconfortante, pues nace de la madurez interior, de la consciencia y del
entendimiento claro, de las obras adecuadas con respecto a uno mismo y a los
demás. De la vida espiritual nace un sentido de quietud y de Unidad interior
que nos hace ver las cosas en su justa medida, valorar en su justo valor lo
que se tiene, apreciar lo que es inevitable y nos hace considerar la propia
capacidad de adecuación y de saber fluir con los acontecimientos. Entonces,
al superar los conflictos internos y externos y resolver las complicaciones,
la alegría
surge.
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