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Actividad física
aeróbica y promoción de la salud en la vejez.
En términos
funcionales, la vejez se caracteriza por un declive fisiológico y
psicológico progresivo asociado a la edad. La actividad física aeróbica es
muy útil en el retraso o reversión de dicho declive físico y mental, y
significa un elemento fundamental en la promoción general de la salud, el
bienestar y la calidad de vida en la edad avanzada. A través de ella se
suelen conseguir un aumento en longevidad (o cantidad de vida) y una mayor
capacidad para el funcionamiento cotidiano (o calidad de vida), este hecho
se constata en la comparación entre personas activas y sedentarias.
Los efectos fisiológicos del ejercicio físico son bastante bien conocidos y
constatados. El sistema carciovascular aporta al músculo, para su
metabolismo energético, sangre rica en oxígeno y nutrientes. En este nivel,
el ejercicio físico aeróbico fortalece el corazón y la función cardíaca y
vascular. Esto significa un importante aumento de la calidad y de la
potencia del funcionamiento cardiaco y una mejor distribución periférica de
la sangre (mediante el ajuste de los procesos de vasoconstricción y
vasodilatación que aseguran un aumento de la cantidad de sangre que llega la
musculatura). En en reposo aparece una disminución de la tasa cardíaca y de
la presión arterial.
Otros importantes cambios serán los relativos a la composición de la sangre
(menos triglicéridos y colesterol) y mejoras en la extracción y utilización
del oxígeno. En este nivel, la actividad física aeróbica contraresta el
declive normal asociado a la edad en las funciones cardiovasculares
(principalmente, disminución de la masa cardíaca, de la tasa cardíaca máxima
y del volumen sistólico y aumento de la presión arterial sistólica y
diastólica).
A nivel respiratorio, por la necesidad de aportar al torrente sanguíneo
altas cantidades de oxígeno (O,) para favorecer el metabolismo energético
muscular y eliminar el alto nivel de dióxido de carbono (CO2) resultante del
ejercicio, el principal efecto de la actividad física aeróbica es la
hiperventilación (aumento de la profundidad de la respiración), así como el
aumento de la superficie alvéolo-capilar (para una mayor capacidad de
transferencia de gases). Así, tiene un fuerte efecto sobre el declive
respiratorio asociado a la edad, aumentando la capacidad vital.
A nivel musculo-esquelético, el ejercicio aeróbico tiene importantes efectos
al ser el músculo el efector del sistema. Los principales cambios son los
relativos a la mejora de la capacidad funcional del músculo por aumentos en
el tamaño muscular y en las mitocondrias y, por ello, en la capacidad de
extraer y liberar energía, cambios que se traducirán en un aumento de la
potencia y la resistencia muscular. Otros cambios son los referidos a la
mejora en la fuerza de los tendones y en la flexibilidad o rango de
movimiento de las articulaciones. Otros importantes efectos de la actividad
física en el sistema musculoesquelético son la mejora en la coordinación
neuromuscular y en la agilidad. La actividad física será, pues, en este
sistema un control del declive fisiológico asociado a la edad, especialmente
en masa y fuerza muscular, flexibilidad y coordinación motora.
A nivel metabólico, el ejercicio físico aeróbico produce importantes cambios
para asegurar la extracción y liberación de la energía que va a ser gastada
en el trabajo muscular. Esta energía la conseguirá el músculo metabolizando,
primero, en los primeros minutos del ejercicio, su glucógeno almacenado,
después, en los minutos siguientes, los azúcares y ácidos grasos
transportados por la sangre y, finalmente, en ejercicios más prolongados, la
principal fuente de energía serán los ácidos grasos libres. A este nivel, el
ejercicio contrarrestará el declive metabólico asociado a la edad.
Otros importantes efectos fisiológicos de la actividad física aeróbica hacen
referencia a cambios hormonales, en la concentración de hemoglobina en
sangre, etc. De particular importancia, por sus grandes efectos fisiológicos
y psicológicos, son los aumentos en los niveles de catecolaminas y
endorfinas.
Los efectos psicológicos de la actividad física de tipo aeróbico son también
considerabes. Los beneficios psicológicos más y mejor estudiados son los
cognitivos y afectivo-emocionales. Referidos concretamente a la edad
avanzada, los principales cambios cognitivos informados han sido los
relativos a mejoras en la atención, memoria y razonamiento, probablemente
mediados por los efectos cerebrales asociados a los cambios
cardiorrespiratorios inducidos por el ejercicio.
Dado el impacto de la edad sobre los procesos cognitivos, estas positivas
consecuencias de la actividad física podrían frenar o enlentecer dicho
impacto. Los principales efectos afectivoemocionales son los relativos a
estabilidad emocional, relajación, euforia, aumentos en la autoestima,
bienestar y en la imagen corporal. Junto a los cambios fisiológicos, el
valor de estos efectos psicológicos en la promoción de la salud en la vejez
da una idea de la importancia de la actividad física en esta edad.
Un estudio de los beneficios psicológicos de la actividad física en
poblaciones no clínicas que participaban en cursos de mantenimiento (o
acondicionamiento) municipales, comparó dichos participantes con sujetos
similares a ellos en sexo, edad y características psicosociales,
socioeconómicas y culturales. Se midieron depresión, ansiedad, miedo a la
evaluación negativa, asertividad, creencias irracionales y reacción social,
así como niveles subjetivos de tranquilidad, optimismo, bienestar corporal,
euforia, tendencia a la comunicación y autocontrol. En los resultados fueron
significativas las diferencias que había entre los grupos en puntos como la
depresión, el miedo a la evaluación negativa y la asertividad. Dichos
resultados son un buen ejemplo del impacto psicológico positivo de la
actividad física. También son importantes los efectos positivos en el
bienestar y la calidad de vida indicados por sujetos normalmente activos. |
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