Procure que los pubis se froten y se
mantengan estrechamente unidos. La mayor descarga de energía sexual se
produce naturalmente en la región del “Mar de Energía”, situada
bajo el ombligo.
Si
el hombre eyacula antes de que la mujer haya llegado al orgasmo, ella se
beneficia de la esencia/semen y la energía de él, mientras que él las pierde
ambas y no obtiene nada de ella. Si la pareja eyacula en el misino instante,
la mujer obtiene igualmente la esencia y la energía del hombre, pero el
hombre sólo se beneficia del estallido de energía de la mujer, porque pierde
la erección antes de haber tenido ocasión de absorber las secreciones
esenciales del orgasmo femenino. Si el hombre se controla durante el tiempo
suficiente para que la mujer llegue al orgasmo y suprime luego su propia
eyaculación, absorbe la esencia de ambos y la energía de ella, mientras que
la mujer aún obtiene el beneficio de reabsorber parte de sus propias
secreciones sexuales.
El hombre que ha llegado a
dominar a fondo las técnicas del control eyaculatorio puede tomar otras
medidas adicionales para facilitar la absorción de las secreciones femeninas
y estimular más aún la reabsorción de su propia esencia-semen.
El primer método consiste en
“embestir hacia adentro” con ferocidad pero retirarse lentamente, lo que
atrae la esencia femenina a través de la piel del pico masculino. Otra
técnica altamente recomendada para aumentar la absorción de la esencia
femenina durante el acto sexual se basa en hinchar y contraer el pene en lo
más hondo de la vagina mediante flexiones deliberadas de los músculos del
eje del pene. Cuando la mujer haya experimentado uno o más orgasmos y se
halle completamente satisfecha, el hombre debe comenzar de nuevo a empujar
profunda y rítmicamente.
Cuando la necesidad de
eyacular vaya en aumento, se detendrá y “retornará el semen” a la próstata
mediante los métodos que se exponen en los siguientes espacios. Cuando
vuelva a tener su semen bajo control y su corazón se haya sosegado de nuevo,
puede volver a repetir este proceso de tres a cinco veces.
La prolongada fricción entre
la vagina y el pene facilita la absorción de la esencia femenina, mientras
que la excitación que conllevan las repetidas aproximaciones al borde de la
eyaculación aumenta considerablemente las propias secreciones sexuales
internas del hombre.
Estas retenciones en serie,
además, también dirigen hacia adentro y hacia arriba la energía sexual del
hombre que no ha podido estallar. A menudo puede percibirse la circulación
de esta energía por la columna, en forma de “piel de gallina” o como oleadas
de calor en diversos puntos del cuerpo.
Los hombres no deben intentar
este método de “bombear” esencia y energía adicionales -jugando con el
fuego- de la eyaculación hasta haber dominado la retención del semen. De
otro modo, corren el riesgo de perder aún más esencia y energía de las que
perderían normalmente, debido al aumento en la secreción de líquidos
seminales.
Hay que tener en cuenta que
este método no debe utilizarse cuando al hombre vaya a eyacular, pues carga
la próstata con una cantidad adicional de semen, y ello conllevaría un
aumento de la pérdida debida a la eyaculación. Sólo debe aplicarse cuando se
vaya a retener el semen.
El viejo dicho de que “la
perfección nace de la práctica” es plenamente aplicable a éste y a todos los
demás métodos utilizados en la alquimia, que deben ser adquiridos paso a
paso.
Para citar otro dicho, “al
vencedor corresponden los despojos”. Un hombre sexualmente activo que no
esté dispuesto a pulir sus habilidades sexuales y adaptar correctamente su
actitud ante el “florido campo de batalla” del acto sexual, tarde o temprano
acabará por agotar su potencia sexual, disipar su energía vital, perder su
inmunidad y acortar su vida. Para la especie, estos hombres son tan
desechables -y tan inútiles para la mujer- como los zánganos expulsados de
la colmena.