ABRAZOTERAPIA
Es
estos últimos tiempos se está difundiendo ampliamente la “abrazoterapia”.
Parece increíble todo lo que puede curar, compensar, mejorar y prevenir un
simple y amoroso abrazo.
En
algunas culturas está mal visto. No es muy cómodo para algunos demostrar
sensibilidad. Pero está comprobado que el contacto físico, mucho más allá
del contenido sexual, tiene poderes curativos y amplía nuestro bienestar
emocional.
Cuando nos tocamos y nos abrazamos con espíritu solidario y alegre,
llevamos vida a nuestros sentidos y reafirmamos la confianza en nuestros
propios sentimientos.
También es una forma de expresar lo que sentimos más allá de las palabras.
Es el idioma universal de los abrazos. No solo debemos utilizar el
lenguaje también debemos utilizar la sabiduría intuitiva, sin palabras y
escuchar con el corazón. Así percibiremos el significado más profundo del
misterio al que llamamos amor.
Los abrazos, además de hacernos sentir bien, se emplean para aliviar el
dolor, la depresión y la ansiedad. Provocan alteraciones fisiológicas
positivas en quien toca y en quien es tocado. Acrecienta la voluntad de
vivir a los enfermos. Es de todos bien sabido que cuatro abrazos al día
son necesarios para sobrevivir, ocho para mantenerse y doce para crecer
como personas.
Veamos
algunas clases de abrazos y pregúntate ¿con qué frecuencia y qué tipo de
abrazos utilizas tú para sorprender a los tuyos?
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Abrazo del oso: es el típico de padres e hijos, donde el más grande
envuelve con su cuerpo al más pequeño.
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Abrazo y contacto de mejillas: Uno coloca los brazos sobre los hombros
del otro, a la vez que le da un beso en cada mejilla. Implica
consuelo, bondad, consideración.
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Abrazo oriental: Ambos entrelazan los brazos con el cuerpo del otro.
Se busca el contacto espiritual con todo el cuerpo del otro. Se
acompaña con una inspiración y es el más largo. Se ponen en contacto
los espíritus de las personas a través del cuerpo físico.
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Abrazo de a tres: Para padres con hijos o varios amigos. Implica
consuelo, felicidad. La persona abrazada se siente totalmente a salvo.
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Abrazo de costado: El brazo de uno se pasa por el hombro o la cintura
del otro. Ideal para pasear acompañados, disfrutando del paisaje.
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Abrazo de corazón: Largo, intenso, cálido, brota directamente del
corazón. Surge en cualquier momento para saludar, recordar fechas
especiales, expresar alegría. Ofrece ternura y amor incondicional.
¿Qué
nos brinda un abrazo?
SEGURIDAD: No importa cuál sea nuestra edad ni nuestra posición en la
vida, todos necesitamos sentirnos seguros. Si no lo conseguimos actuamos
de forma ineficiente y nuestras relaciones interpersonales declinan.
PROTECCIÓN: El sentirnos protegidos es importante para todos, pero lo es
más para los niños y los ancianos quienes dependen del amor de quienes los
rodean.
CONFIANZA: La obtendremos de la sensación de seguridad y protección que
recibimos. La confianza nos puede hacer avanzar cuando el miedo se impone
a nuestro deseo de participar con entusiasmo en algún desafío de la vida.
FORTALEZA: Quizá pensamos que la fortaleza es una energía desarrollada
gracias a la decisión de un individuo pero siempre podemos transmitir
nuestra fuerza interior convirtiéndola en un don para el prójimo para
confirmar y aumentar la energía ajena. Cuando transferimos nuestra energía
con un abrazo, aumentan nuestras propias fuerzas.
SANACIÓN: Nuestra fortaleza se convierte en poderosa energía curativa
cuando la transmitimos por medio del abrazo. El contacto físico y el
abrazo imparten una energía vital capaz de sanar o aliviar dolencias
menores.
AUTOVALORACIÓN: El reconocimiento de que valemos es la base de toda
satisfacción y todo éxito en nuestra vida. Mediante el abrazo podemos
transmitir el mensaje de reconocimiento al valor y excelencia de cada
individuo. |