LA LEY DEL KARMA O DE LA CAUSALIDAD
El "Karma" es a la
vez acción y las consecuencias de la acción; es causa y efecto
simultáneamente, pues toda acción engendra una fuerza de energía que vuelve
a nosotros en igual cantidad. Esta Ley no tiene nada de insólito, todos
hemos oído decir que "cosechamos lo que sembramos".
Los seres humanos
somos, esencialmente, tomadores de decisiones infinitas. En cada uno de los
momentos de nuestra existencia tenemos acceso a una infinidad de
posibilidades de decisión. Algunas de estas decisiones las tomamos
conscientemente, mientras que otras se toman inconscientemente. Pero la
mejor manera de comprender y optimizar la aplicación de la Ley de la
causalidad es volvernos conscientes de las decisiones que tomamos en cada
momento.
La mayoría de
nosotros, como consecuencia de los condicionamientos, tenemos respuestas
repetitivas y previsibles ante los estímulos de nuestro entorno. Parece que
nuestras reacciones son desencadenadas automáticamente por las personas y
por las circunstancias, y nos olvidamos de que no dejan de ser decisiones
que estamos tomando en cada momento de nuestra existencia. Sencillamente,
estamos tomando estas decisiones inconscientemente.
Cuando tomamos una
decisión, la que sea, podemos preguntarnos dos cosas. En primer lugar:
"¿Cuáles son las consecuencias de esta decisión que estoy tomando?" en
Nuestro fuero interno
sabremos cuáles son. En segundo lugar: "Me aportará felicidad a mi y los que
me rodean esta decisión que estoy tomando ahora?" Si la respuesta es
afirmativa, entonces sigamos con la decisión. Si es negativa, entonces no
tomemos la decisión. Es así de sencillo.
Entre el número
infinito de posibilidades de decisión que tenemos ante nosotros a cada
segundo, sólo hay una opción que nos generará felicidad a nosotros mismos y
los que nos rodean. Y cuando elijamos esta opción su consecuencia será una
forma de conducta que se llama "acción correcta espontánea", que es la
acción correcta en el momento correcto. Es la respuesta correcta ante cada
situación en el momento de producirse.
En el momento de
tomar conscientemente un decisión, prestemos atención al cuerpo y
preguntémosle: "¿qué pasa si tomo esta decisión?" Si nuestro cuerpo nos
envía una sensación de bienestar, entonces esa es la acción correcta, si nos
envía un mensaje de malestar, entonces no es la acción adecuada.
Algunas personas
reciben este mensaje de bienestar o de malestar en la región del plexo
solar, pero la mayoría lo recibe en la región del corazón.
De las acciones
pasadas y que influyen en el presente debemos preguntarnos "¿qué puedo
aprender de esta experiencia? ¿cómo puedo convertir esta experiencia en útil
para los demás? También podemos trascender la situación, no dejar de sentir
el "hueco", el "Yo", el Espíritu.
Convirtiéndonos en
tomadores de decisiones conscientes, empezamos a engendrar actos que son
evolutivos para nosotros y para los que nos rodean. Y esto es todo lo que
tenemos que hacer.
Aplicación
práctica.
1. Hoy observaré las
decisiones que tomo en cada momento.
2. Siempre que tome
una decisión, me haré a mí mismo dos preguntas: "cuáles son las
consecuencias de esta decisión que estoy tomando en este momento? ¿me
producirá realización personal y felicidad a mí mismo y a aquellos a los que
afecta mi decisión?
3. Después, pediré
orientación a mi corazón y me dejaré guiar por su mensaje de bienestar o de
malestar.
Toda acción engendra
una fuerza
De
energía que vuelve a nosotros
En
igual cantidad.
Lo
que sembramos es lo que cosechamos.
Y
cuando optamos por realizar actos
Que llevan la felicidad y el éxito a los demás,
El
fruto de nuestro karma es la felicidad y el éxito.
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